Detrás de las cámaras. En un sitio alejado del escenario donde estaban los protagonistas. Separados de los invitados llegados de todos los rincones de la Comunidad, y hasta de la capital, para aplaudir a los contrayentes, perdón, a los firmantes del pacto de gobernabilidad entre PP y Ciudadanos. Allí, al fondo de la sala, pusieron a los periodistas que acudieron a las Cortes a cubrir una de las noticias más relevantes en la historia autonómica de Castilla y León. Esa puesta en escena tuvo sentido porque se retransmitió en directo a través de Rtvcyl, porque los diarios digitales se la trasladaron a sus lectores al instante, las radios la contaron en sus boletines informativos, y los periódicos hicieron los oportunos análisis en sus números del día siguiente. Los medios de comunicación volvían a ser los intermediarios entre la actualidad y los castellano y leoneses. Ellos eran los protagonistas, ese día y el resto de días de la legislatura, no los acólitos de tal o cual partido.
Se anuncian cuatro años intensos, donde el pacto del centro derecha necesitará de mucha mano izquierda para que no salten chispas desde el primer Consejo de Gobierno. Tampoco serán fáciles los acuerdos con el partido que ganó las elecciones. El PSOE anunciaba una oposición «durísima» desde el primer minuto de la legislatura segundos después de calificar como «pacto de la rapiña» el acuerdo entre PP y Ciudadanos. En los próximos años no faltarán las funciones en el grupo más variopinto y dispar de los últimos tiempos.
Y en este contexto tan incierto al que nos enfrentamos la primera imagen que nos ha dejado la política regional es la de un grupo de periodistas apartado del lugar de la noticia.