Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


El valle al día siguiente

28/10/2019

Cumplidas que fueron las previsiones de exhumación y reinhumación del General Franco, caudillo y dictador a la vez, se abre ahora la siguiente fase, que es la de decidir y desarrollar el destino que haya de tener el lugar donde reposaban sus restos hasta ahora. Porque, en efecto, el Valle de los Caídos estaba en buena medida impregnado de ese carácter de mausoleo personal que le daba la presencia de la tumba de Franco en un lugar tan preeminente. Y ahora, privado ya de esa significación, se abre la reflexión sobre qué hacer allí y qué función darle.
Opiniones hay muchas, entre los dos extremos posibles: desde ponerlo dinamita y hacerlo desaparecer hasta dejarlo simplemente como está, ahora ya sin Franco, pero en esa extraña situación de mitad iglesia, mitad cementerio. La posición intermedia, la que creo mucho más razonable, y más útil, que cualquiera de las otras, es mantenerlo y reconvertirlo. Creo que es la que han mantenido los expertos y los historiadores que han pensado sobre el asunto y la que tiene más argumentos.
Ha pasado el tiempo; ya mucho tiempo desde la Guerra Civil, y ya bastante desde el fin de la dictadura. La generación de los que conocieron y sufrieron aquella confrontación está ya muy menguada, y la de los que conocimos y sufrimos aquel régimen va estando entrada en años. Uno habla con personas más jóvenes de las generaciones siguientes y enseguida percibe que cada vez hay menos referencia directa de una etapa de nuestra historia que ocupa la mayor parte del siglo XX. Tal vez haya quien piense que eso es precisamente lo mejor, que para esas tragedias es mejor el olvido que la memoria. Pero no sería justo; el pasado está ahí, quiérase o no, y lo correcto es poder conocerlo y explicarlo con objetividad; puestos así, es también la mejor forma de evitar que se repita.
Para eso debe servir el Valle de los Caídos a partir de ahora, y cuanto antes. Quizá haya que cambiarlo de nombre y desacralizarlo, para que sea el sitio adecuado donde explicar con rigor la realidad objetiva de nuestra historia todavía reciente. Ejemplos similares hay en muchos sitios y será fácil aplicar el modelo.