Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


El cuento de la lechera

24/10/2021

La presentación de los proyectos de presupuestos de las distintas administraciones públicas se parece cada vez más a los resultados de los juegos de azar. Cada provincia o localidad espera con una mezcla de incertidumbre y ansiedad el anuncio de las inversiones que les corresponde. Una mezcla que deriva, muchas veces, de los juegos de malabares que  necesitan los partidos que gobiernan sin mayoría absoluta para aprobar las cuentas. Y claro, el azar no suele cubrir las necesidades reales de los ciudadanos.
Eso se ha notado, por ejemplo, en las previsiones de inversión de los presupuestos generales del estado (PGE), donde se mantiene una dotación mínima para los cuatro tramos pendientes de la A-60 (Valladolid-León). Esta es una infraestructura que acumula décadas de retraso, pero al contrario que la A-11 (Autovía del Duero) sigue estancada y sin previsión de inicio de obras cercano. Las justificaciones del Gobierno son varias, pero la situación se agrava porque la actual N-601 está casi intransitable en el tramo entre Rioseco y Mayorga. La situación de deterioro del firme es tal, que hay tramos donde casi no hay capa de asfalto, lo que genera importantes trastornos a los conductores, sobre todo a los que la utilizan a diario. Y la duda que se plantea es si no se actúa para reparar el firme como se está haciendo en la mayoría de los tramos de autovía de la provincia, que estaban en una condiciones similares, porque no hay partida o para no evidenciar la falta de avances en la construcción de una autovía que una las dos capitales de la región más pobladas. 
Pero esta situación no es exclusiva de la administración general, la próxima semana la Junta presentará el proyecto de ley de Presupuestos Generales de la Comunidad (PGC) para 2022. Y, sin querer hacer de pitonisa, seguro que tampoco cumplirá con todos los proyectos pendientes, incluido el retraso sangrante en la reforma del Hospital Clínico. Y así se puede seguir bajando en el escalafón para recordar incumplimientos como el de Meseta Sport o los retrasos en la integración del ferrocarril.
Los presupuestos no pueden quedarse en simples cuentas de la lechera y en momentos de crisis social y económica como el que vivimos están obligados a pensar más en las personas que en megaproyectos, que garantizan titulares, pero no bienestar social.