Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Gracias

04/02/2022

Despedirse de una columna tiene mucho de amputación sentimental. De ruptura literaria y humana con un pasado y un presente al que uno nunca quisiera poner remate. Yo arranqué en este periódico hace quince años, reclutado con dulce generosidad por sus capitanes después de uno aquellos triunfos literarios que casi siempre desaguan en buenas palabras y malas digestiones. Escribo 'casi' porque cuando esa tarde colgué el teléfono supe que había encontrado un búnker. Un refugio antiaéreo. La clase de orilla a la que uno quiere llegar cuando arrecia el frío. Unas alas de papel, como decía un maestro, a las que subirte en unos tiempos poco proclives a la palabra. Envenenados de tecnofilias. Con el papel rumbo a un sepelio que lleva anunciado desde hace casi dos décadas y que, sin embargo, todavía no llega. A pesar de la caída de los ingresos, del bombazo de internet y el cambio de paradigma, a pesar de que ya no somos capaces de reclutar a esa mayoría que en los diarios buscaba farmacias de guardia, esquelas y películas, las viejas redacciones todavía resisten. La información, las noticias, constituyen la primera fuente de entretenimiento de nuestra era. La democracia sigue enganchada al goteo de la opinión libre. Los periodistas, vilipendiados en las redes sociales, amenazados por el poder, a merced del viento cambiante de la publicidad y las presiones de los anunciantes, siguen en el puente de mando de la flotilla democrática. Son incluso más necesarios lejos de la capital y su chisporroteo de focos, allí donde resulta inevitable arrimarse al costado caciquil de los taifas locales. Un blog lo hace cualquiera con ganas de mirarse el pijo. Pero tragarse cuatro horas de concejo municipal para anotar qué sucede con unos terrenos es una faena tan ingrata como necesitada de profesionales. En El Día de Valladolid tuve la suerte de firmar junto algunos de los mejores. En el momento de decir chao no puedo sino confiar en que las exequias por esta columna sean puntos suspensivos de otras aventuras juntos. Entre tanto, y a la manera que cantó José Alfredo, gracias.

ARCHIVADO EN: Democracia, Valladolid