Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Aguas compartidas

16/09/2022

Los agricultores de Castilla y León quieren que el Gobierno español rectifique, o al menos revise, el tratado de las aguas compartidas con Portugal. El acuerdo que regula los compromisos de ambos estados en esta materia fue firmado en el año 1998 en la localidad portuguesa de Albufeira, de ahí su nombre, siendo presidente José María Aznar, y aunque han existido otros episodios anteriores de «pertinaz sequía», es ahora, con el cambio climático como realidad indiscutible, cuando las preocupaciones de los regantes adquieren mayor visibilidad social. Representantes de las comunidades de riego han convocado para el próximo lunes una manifestación en León, preludio de otras protestas en la comunidad autónoma. Las rogativas religiosas de antaño tornadas en exigencias políticas.
El asunto no es menor, tiene dimensiones globales. El derecho internacional ha evolucionado y ya es indiscutible que los países afectados por recursos compartidos no pueden actuar sólo en beneficio propio. Existen en el mundo 261 cuencas hidrográficas compartidas por dos o más naciones, alcanzan casi la mitad de la superficie terrestre y afectan al 40 por ciento de la población mundial. La frontera entre Portugal y España tiene una longitud de 1292 kilómetros, más de la mitad delimitada por ríos doblemente transfronterizos, cauces que afectan al 41% de la superficie total de España y al 62% por ciento del territorio portugués. Más de la mitad de los recursos hídricos de Portugal proceden de España. Esta dependencia y el correspondiente tratado obliga a España a garantizar un «suministro» de 2.700 hectómetros cúbicos de agua al año, tanto superficiales como subterráneas, caudales mínimos que han de llegar a través de las cuencas del Miño, Duero, Tajo y Guadiana.
Es evidente que la solidaridad en la utilización de los recursos compartidos no es solo cuestión de buena voluntad sino de derecho, pero seguramente cabe modificar algunos condicionantes que mitiguen el daño que provocaría en estos momentos secar los pantanos más de lo que ahora lo están. Las lluvias de estos días pueden templar los ánimos pero no ocultan la persistencia del problema.