Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Influencers

22/08/2020

Valladolid supera en 15 días todos los casos de covid-19 de junio y julio. La montaña rusa del virus toca arrebato. Menos mal, que como escribía un sabio, que en España y en lo tocante a la pandemia sólo tenemos problemas con el Madrid de Isabel Ayuso, los Estados Unidos de Donald Trump y el Brasil de Jair Bolsonaron. El resto, todo controlado. De lo contrario sería para echarse a temblar. Sobre todo después de que Fernando Simón haya reclamado la ayuda de los influencers. Los influencers son a los intelectuales tipo caso Dreyfus, Yo acuso, lo que los jugadores del videojuego Fifa 21 a Messi o Sergio Ramos. Los influencers son chavales más o menos alfabetizados que en algunos, pocos casos, destilan conocimientos, curiosidad y discurso, y en la mayoría dedican el tiempo a discutir conspiraciones, abrir paquetes de regalo, mostrarse en la piscina, descubrir nuevos atajos para pasar de pantalla o comentar con voz pastosa las noticias que media hora antes comentaron con voz igualmente pastosa los comentaristas oficiales. A mí me preocuparía mucho que Simón, responsable de coordinar la respuesta a la pandemia, haya reclamado la ayuda de los cantamañanas en Youtube e Instagram súbitamente inspirado por los anuncios de la DGT que protagonizó Stevie Wonder. Con la diferencia de que al menos Wonder era y es un genio y estos otros no, y encima no está nada claro que logren concienciar al personal para que si bebe no conduzca ni acuda a la plaza del pueblo a marcarse unos bailes. Inquieta la llamada de socorro a los influencers por lo que tiene de desesperado, ke loko, tío, y sobre todo porque me recuerda vagamente al momento en el que Rufus T. Firefly y el resto de su gobierno, o sea, los hermanos Marx, reclamaban ayuda, que ya estaba en camino, y a continuación salían los elefantes de Tarzán y la mona Chita, unos bomberos sacados de un algún clásico noir y un ejército de delfines. Si los refuerzos son estos más nos vale asumir que nos espera un otoño de gloria y un invierno más doloroso que amable.