Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Volver a Unamuno

29/09/2019

Coincide en el tiempo mi relectura de Las armas y las letras, el memorable ensayo con el que Andrés Trapiello revolucionó la mirada sobre el papel de los escritores durante la Guerra Civil, y el estreno de Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar. Le tengo ley al cineasta que rodó Tesis y Mar adentro. Pero acaba de afirmar que «la dictadura se cerró en falso»y que «esa etapa quedó enterrada en todos los ámbitos, empezando por la educación». ¿De verdad? ¿No será más bien que ha conocido la peripecia de Unamuno a raíz del manual para adolescentes de Arturo Pérez Reverte, de 2015? A lo peor confunde su acceso al conocimiento con el conocimiento? Juan Pablo Fusi: «Entre 1975 y 1995 se publicaron 3.597 trabajos sobre el conflicto, de ellos, 1.542 eran libros, dos cada semana, por lo tanto ¿qué pacto de silencio?». La producción siguió creciendo. De forma incluso desquiciada al reparar en el histrionismo con el que ciertos medios informan de un Franco cada día más lozano. Sobran ejemplos de que la sociedad española, con todos los fantasmas puestos a secar junto al camino, bajo lagartos, cardos y espigas, exhibió durante la Transición y en años posteriores una resiliencia notable y una emocionante capacidad para cauterizar heridas y condonar deudas. Y es injusto decir que el asunto fue tabú. Recuerden, por ejemplo, que en 1987 TVE estrenó una serie de documental de 30 capítulos sobre la Guerra Civil, con guiones escritos por historiadores como Manuel Tuñón de Lara. Piensen en películas como Canciones para después de una guerra, Caudillo, Las bicicletas son para el verano, ¡Ay, Carmela!, Belle Époque… Melancólicos de sandeces, desesperados por la miopía de quienes no están dispuestos a reconocer que hicimos lo que pudimos y que fue mucho, conviene recuperar a la palabra dura y pura de Unamuno. Regresar a quién ya enfermo, recluido en casa, destituido de sus cargos, escribió versos que todavía queman... «Cual sueño de despedida/ ver a lo lejos/ que pasó la vida,/ y entre brumas y en el puerto/ espera muriendo el muerto/ que fui yo».