Pablo Álvarez

ZARANDAJAS

Pablo Álvarez

Periodista


El miedo es libre

01/03/2020

¡A qué viene tanta alarma!¡Pero si en la mayoría de los casos de infección por coronavirus los síntomas no pasan de los de un simple resfriado! El índice de mortalidad no llega al tres por ciento en China y apenas un 0,8 por ciento en el resto del mundo. Si mueren más personas en España cualquier año por la gripe que por el coronavirus. He aquí un resumen de las recomendaciones de las autoridades sanitarias para hacer frente al famoso Covid-19. ¡Ah! Se me olvidaba: las mascarillas no son necesarias.
Efectivamente tienen toda la razón. Pero nos encontramos, nuevamente entre un enorme desfase entre el lenguaje verbal, es decir, el mensaje que lanzan los médicos; y el lenguaje visual, la imagen que proyectan. Un ejemplo gráfico. Verbalmente dicen que es como un constipado. Y cuando reciben una llamada sobre un posible caso, lo primero que hacen en enfundarse en unos trajes de protección individual que tapan hasta el último orificio, como si acudiesen a la guerra bacteriológica. Ante el poder de esa imagen entrando en un club de la calle Italia, los medios de comunicación ya pueden escribir en titulares a cuerpo 94 y dedicar párrafos y párrafos, horas y horas de informativos, a rebajar la alarma, que el miedo ya está transmitido y la culpa, en este caso no es de ningún periodista, fotógrafo o cámara de televisión. 
E como cuando el médico, hace 30 años, te decía en la consulta que fumar es malo con un cigarrillo en la boca y un cenicero como una plaza de toros de grande lleno de colillas. O cuando recomiendan a todos los grupos de riesgo vacunarse contra la gripe y ellos, con grandes probabilidades de contagio por estar en la primera línea de batalla al ver cada día a decenas de enfermos, son los que tienen el menor índice de vacunación.
En este pánico generalizado que ha llevado a agotar las mascarillas y los geles en las farmacias, los medios de comunicación tienen su responsabilidad, pero recordemos que no son periodistas los que se visten con trajes de protección química; no son fotógrafos los que deciden mantener en cuarentena a mil turistas en Tenerife; ni son cámaras de televisión los que acuden en masa a comprar todas las mascarillas que haya en las farmacias.
Los medios de comunicación pueden estar pecando de exceso de tiempo y espacio dedicado al coronavirus en sus respectivos formatos, pero si alguien se para a leer o escuchar las informaciones, en todas se llama a la calma y la mesura; desde el rigor y la profesionalidad. Recomiendo ver la intervención en directo de Lorenzo Milá desde Roma para que sirva de ejemplo. Claro que hay alguno que desbarra hacia el amarillismo, pero un garbanzo negro no estropea el cocido. ¡Cuánto nos gusta meter a todos en el mismo saco!
En un momento en el que eso de ‘lo he leído en internet’ tiene el mismo valor que el ‘lo he leído en el periódico’ de hace un par de décadas, conviene reivindicar la profesionalidad de los medios frente al batiburrillo de las redes sociales donde las ‘fake news’ (trolas de toda la vida) tienen una capacidad de contagio mucho mayor que este dichoso coronavirus.
Y también las autoridades sanitarias, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el responsable de urgencias de cualquier hospital, deberían también hacer examen de conciencia y ver cuánto de alarmistas son las medidas y protocolos que plantean para la contención del dichoso Covid-19. De momento, una de las decisiones más sensatas que se han tomado en este sentido ha partido de la Consejería de Sanidad de Castilla y León, cuya titular Verónica Casado ha determinado que solo informará de los casos positivos de contagio, no de todos los avisos que reciban y que finalmente contribuyen a generar esa sensación de inseguridad que todos queremos evitar. Por fin una dosis de sentido común.
Y puestos a escuchar noticias falsas, por lo menos que sean con humor, así que recomiendo seguir el perfil de @Coronavid19 en Twitter.  Las risas están garantizadas.