Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


¿Quién es el gafe?

25/01/2020

Error, situación inverosímil o surrealista, despropósito o nueva tomadura de pelo. Estos son algunos de los distintos calificativos que utilizan los implicados en las obras que está ejecutando Adif vinculadas a las de integración del ferrocarril, pero sobre todos los afectados por los retrasos. Y la cosa no es para menos porque tanto la construcción del ‘by-pass’ para evitar el tránsito de los trenes de mercancías por el centro de la capital como la del nuevo túnel de Andrómeda, que debe mejorar la comunicación entre los dos lados de la vía en Pilarica, suman retraso tras retraso. 
Primero fue la crisis, luego el cambio del proyecto del soterramiento al de integración, pero ahora las explicaciones se complican y ningún responsable de Adif ha salido a dar la cara. Algo que a fuerza de repetirse casi se asume como normalidad, pero que no es tolerable en el caso de las obras de Pilarica porque ya son muchos los reveses que suman y acrecientan el cabreo de los vecinos. Primero se quedaron aislados, sin paso en superficie, que se pretendió sustituir por una escalera en altura, con forma de montaña rusa, que no garantizaba el acceso a las personas de edad avanzada o con problemas de movilidad. El escándalo fue de tal calibre que con media estructura montada se rectificó y el Ayuntamiento asumió la construcción de una plaza deprimida, que tampoco ha estado exenta de críticas pero que mejora notablemente la comunicación. Pero entre medias, los vecinos denunciaron semana tras semana su aislamiento y llenaron las vallas de obras de carteles reivindicativos. Una situación que ahora se vuelve a repetir porque circular por la plaza de Aviador Gómez Barco se convierte en una galimatías y por la noche encabeza el ranking de zonas del miedo en la capital. 
De hecho, el mismo alcalde de Valladolid reconoce que el problema del túnel de Andrómeda le hace «temblar el cuerpo» porque esta situación no ayuda para nada a que los vecinos de la zona, críticos con su apuesta por los pasos subterráneos y pasarelas, confíen en las bondades de la integración. Y aunque asegure que esto no pasará en el resto de proyectos también se pone la venta antes de que llegue la herida y reconoce que nadie está a salvo de cualquier avatar. Algo que no tranquilizará mucho a los vecinos de Pilarica y Belén, que seguro que se preguntan que quién es el gafe en todo este embrollo.