Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


Valores y libros

16/11/2021

Leo y me siento como en una nave de palabras que me lleva de viaje. Navego en lo profundo o vuelo por los países lejanos. Me acerco al aire que me rodea. Palpo la cal de las paredes que me envuelven o cruzo la cortina de otro mundo y me siento en la luz de los países extranjeros. Leo con la voracidad del que quiere comerse el mundo o quiere desterrar el vacío de sí mismo. Leo y lleno los ojos con una avaricia de saber que sobre todo satisface a ese hambre que tenemos los humanos de conocer lo desconocido. Leo y entiendo a don Quijote cuando en su mente se confundían las visiones reales con las formadas en sus lecturas. Porque el leer es vivir la imaginación con la realidad que forja la literatura, nacida de la locuacidad que desarrolló el ser humano al encontrar la palabra. Y esa realidad es más real gracias a ella que lo era antes. Por eso dijo Lenin de Tostoi que «nadie había descrito un mujik como ese conde». 
Harold Bloom, en un libro fundamental, Cómo leer y por qué, dice que primero debes encontrar a tu escritor, y luego debes dejar que él te encuentre, porque de esa manera tu mundo se forjará con el suyo y saldrá una obra única, la que ambos habéis creado. Georges Perec dice, y vale para todo el arte, que «los dos verdaderos personajes de la novela son el autor y el lector, y la novela es lo que sucede entre ellos». Por ello me considero, antes que escritor, lector, porque ese apasionante mundo de escribir con Cervantes, Shakespeare, Kafka o Proust, sucede cuando leo sus obras, y es muchísimo más apasionante que cualquier otra tarea literaria. 
Esta reflexión sobre el valor de la lectura se ha despertado en mí leyendo un artículo de la diputada Fatima Hamed Hossain, Cuando los zapatos de los demás aprietan, en el que dice que con valores y libros -teniendo siempre los pies en el suelo- puedes llegar tan lejos hasta donde quieras poner el límite. Es una gran reflexión, sencilla, honda y pragmática. Así pudo ella superar su entorno de marginación. Leyendo y teniendo principios morales entendió que hay que luchar porque en nuestra sociedad no haya nadie irrelevante. 
 De la reflexión de Fatima, que ha realizado en el entorno de la creación de un proyecto de izquierdas, propuesto por mujeres, lo que me place, he querido profundizar en el valor de los libros para la batalla de la vida. Todo está en los libros, se decía en un viejo programa de televisión. Los buenos libros enriquecen la mente, aumentan esos instrumentos que tenemos para entender el mundo, las palabras, nos desarrollan la imaginación y la creatividad, nos ayudan a conocernos y nos dan un deleite que llega más adentro de la carne. 

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