Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Pasivos

16/02/2023

Andan poco activos y menos ágiles los bancos y las cajas en  recuperar la remuneración del pasivo, contraparte de la subida de los precios del crédito, muy especialmente el hipotecario. Los tipos se están disparando pero no parece que las entidades quieran remunerar el ahorro en un plazo más o menos inmediato. Andan diciendo oficiosamente que quizá para el segundo semestre, ¿Y por qué no mañana?.

Muchos recuerdan cuando las entidades, existiendo tipos de dos dígitos, pagaban sus buenos plazos fijos y sus buenos intereses en cuenta corriente con los que se complementaban sueldos y pensiones. Son tiempos pretéritos que no volverán. Pero, a la vez, todo el mundo sabe que el dinero tiene un coste y que ahora éso no es oneroso, porque los bancos no lo necesitan, nadando como están aún en un mar de liquidez. Sumemos a esto el factor lobby inherente al régimen organizativo de los bancos, que no van a pisarse la manguera, y concluiremos que esta asincronía arbitraria entre lo que se paga por el dinero y lo que se recibe por tenerlo es posible porque alguien lo permite.

Cierto que los bancos andan con el agua al cuello en ciertos segmentos del negocio porque su actividad clásica se está viendo desbordada por el mundo digital. Cierto que aún soportan cargas de incomprensión e incluso decisiones tan discutibles como la imposición (ahora recurrida por la AEB y la CECA) de un tributo "ad hoc" por parte de un gobierno ansioso de recaudación y pasivo ante la optimización del gasto.

Pero la banca necesita, ante todo, autoridad moral ante el déficit reputacional que padece tras años y años de episodios discutibles y gestiones politizadas que dieron al traste con tantas entidades financieras y que tanta quiebra y tanto desmán acarreó a los contribuyentes. Así que permanecer pasivos ante el pasivo no es buena idea y tarde o temprano se darán cuenta de que cuanto más tarden en abordarlo peor será para ellos.