Es muy estimulante leer entre líneas y, para hacer un ejercicio de realidad, hay varios ejemplos recientes de algunos de nuestros representantes públicos más destacados, todos ellos -los ejemplos- ambientados en el espeluznante incendio que ha arrasado más de 30.000 hectáreas de la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora.

Cuando aún no se había desalojado ningún pueblo, ya saltaron voces desde sindicatos, plataformas, organizaciones agrarias y vecinos que advertían a la Junta de que, al igual que el clima va cambiando, convendría modificar la concepción de los propios operativos contra incendios y los tiempos para articular las campañas y que, entre otras cosas, no haya por todas partes cuadrillas paradas durante muchos meses.

UGT auguró en mayo "terribles" siniestros como el declarado el año pasado en la Sierra de Gredos, en Navalacruz, "si no se tomaban medidas". Ni que tuvieran una bola de cristal porque el de la Sierra de la Culebra es uno de los incendios más grave registrados en la historia de Castilla y León y de España. CCOO habló en el ámbito nacional de "falta de previsión, de gestión y medios" y pidieron a la Junta que decretara el riesgo alto, que no se activó, además de recalcar que Infocal está obsoleto. Pedirán responsabilidad política y penal. No hay que tener una gran inteligencia para comprender que, si no cuidas lo importante, termina desapareciendo.

El domingo vimos a Alfonso Fernández Mañueco en Sarracín de Aliste, junto al Puesto de Mando Avanzado, anunciar un plan especial de recuperación medioambiental y socioeconómica. El lunes, prometió financiación urgente para autónomos, pymes y empresas afectadas. No suena mal, dicho así, pero es lo mismo que casi nada, como bien saben los vecinos de la Sierra de Gredos.

Nada se hace ni se dice por casualidad. El presidente de la Junta aprovechó hasta para darle un cachete a su vicepresidente, ese que era incómodo cuando era de Ciudadanos pero que resulta casi insufrible cuando es de VOX. "El Estado de las Autonomías funciona", aseguró. Es un mensaje que lanza con cierta frecuencia y que va dirigido a Juan García-Gallardo, quien no cesa de hablar de que las comunidades autónomas son una filfa.

Y, por cierto, el equipo político de la Consejería de Medio Ambiente debería hacérselo mirar, porque la mayoría de ellos ya pasaron el curso de párvulos hace años, aunque no lo parezca.