Editorial

El poder territorial gana presencia en las Mesas del Parlamento

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, reitera sus gestos a Cataluña tras el boicot de los independentistas para que Miquel Iceta pudiera convertirse, primero en senador y, posteriormente, en presidente de la Cámara Alta. Para ello, sitúa a dos políticos catalanes y miembros del PSC al frente de la Mesa del Congreso y la del Senado, la ministra de Política Territorial en funciones, Meritxell Batet, y el senador Manuel Cruz, respectivamente. En el Congreso, una Cámara sin vocación territorial, Andalucía y Baleares también estarán representados por otros dos parlamentarios socialistas en la Mesa.

Unidas Podemos, socio natural de los socialistas para la legislatura, y que a pesar de ser la cuarta fuerza política, garantiza el control en la Mesa del Congreso al PSOE, también hace guiños a los catalanistas. Sitúan a Gerardo Pisarello, ex teniente de alcalde de Ada Colau, y que forma parte de los ‘comunes’, secretario primero de la Cámara. El propio Iglesias ha reconocido que es muy importante que una fuerza política catalana esté representada en el órgano del Congreso. Pisarello no ha actuado neutralmente en el conflicto catalán durante su etapa en el Ayuntamiento de Barcelona, desde donde ha defendido un referéndum legal para Cataluña, y animó a participar en el referéndum ilegal del 1-O como «acto de protesta contra el Partido Popular». No en vano, ha reconocido la importancia de que una «fuerza catalanista, soberanista y republicana tenga representación en la Mesa».

Por otro lado, en el Senado, la Mesa estará compuesta por tres representantes socialistas, otros tres del Partido Popular, y uno, que será decisivo y supondrá la mayoría absoluta en el órgano rector de la Cámara, del PNV.

Con este escenario, y el conflicto territorial abierto y con epicentro en Cataluña, se augura una legislatura donde esta cuestión tenga especial trascendencia. Pero esto no quita que la Cámara Alta y la Cámara Baja estén obligadas a no situar bajo el eje del problema territorial todas las cuestiones que se vayan a debatir estos próximos cuatro años.

Esta escenificación en las Mesas de Congreso y Senado es lo que está dando pie a la oposición del Partido Popular y de Ciudadanos a insistir en el mensaje de que Pedro Sánchez gobernará esta legislatura con el apoyo de los independentistas. La decisión de situar a Batet y Cruz, «acerca a Sánchez a los independentistas y le separa del resto de los españoles», ha declarado el candidato a las elecciones europeas Esteban González Pons. Si Pedro Sánchez quiere marcar distancia real con el soberanismo, tiene que ser más claro en sus decisiones. Encima se da la carambola de que los independentistas, que no renuncian a sus actas, rebajan a Sánchez las necesidades para convertirse en presidente del Gobierno en la segunda votación. Por todo ello, hasta ahora hay un mar de dudas.