Belén Viloria

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Belén Viloria


Las buenas conversaciones

26/05/2023

Llevamos semanas electorales escuchando sin parar palabras, 'argumentos' y un sinfín de promesas incluso de personas a las que en algunos casos casi nunca se las había oído, y menos con un nivel de determinación en algunos casos y de exasperación en otros, que no deja de sorprender. Todo en 15 días, como 'enlatado', como si fuera una cadena de producción de la más pura era industrial.
Y, por otro lado, cabe preguntarse ¿Cuánto tiempo hace que no hemos mantenido, con nuestra pareja, amigos, compañeros de trabajo, con alguien de nuestra familia, o incluso con un extraño, una conversación donde se cumplieran la mayoría de requisitos para eso que llamamos una buena conversación?
Hoy no conversamos, sino que consumimos y a toda velocidad, y en el mejor de los casos más que conversar, intercambiamos opiniones con posturas ya decididas de antemano, inamovibles y sin admitir que podríamos estar equivocados, o no tener nada más que una pequeña parte de razón. Los debates, encuentros y conversaciones están vacíos de los elementos que definen una buena conversación, convirtiéndose en una pérdida de tiempo, y a lo sumo lleva a posiciones aún más enfrentadas. En definitiva, un resultado frustrante y estéril.
El arte de la conversación, que ya definía el creador del género literario del ensayo, Michel de Montaigne en el s.XVI, requiere, como cualquier otro arte que merezca la pena, unos requisitos que no son fáciles de conseguir, y más en la era de la descalificación, la inexactitud, y la confrontación. Requiere paciencia, entrenamiento, conocimiento, sabiduría, educación, respeto, tolerancia, tiempo, requiere, en definitiva, esfuerzo. Y no estamos precisamente en la era del esfuerzo.
Conversar con los demás, y con uno mismo, no es fácil y está demostrado por la neurociencia que es útil tanto para mejorar nuestras propias decisiones como para tomar con otros la mejor decisión para todos. La buena noticia es que es algo que se entrena y se aprende. Esto nos lo demostró el físico y neurocientífico Mariano Sigman en TEDxValladolid, al que invité para realizar un experimento con la audiencia, demostrando que, a través de la conversación, incluso con extraños, se llegaba a acuerdos y mejores decisiones nunca antes imaginadas sobre temas espinosos y realmente controvertidos.
Se ha demostrado también empíricamente que las buenas conversaciones funcionan cuando lo son entre un número limitado de personas, algo que parece obvio pero que insistimos en olvidar en el mundo de las redes sociales donde es imposible de base tener una buena conversación. Lo son cuando al compartir sientes que puedes equivocarte, cuando al compartir identificas y puedes eliminar los sesgos que nos vamos creando, y cuando te permites descubrir e incorporar lo mejor de las ideas de los demás a las tuyas.
Esta es justo la base de la mediación, las buenas conversaciones y la predisposición para el encuentro en las que existe la escucha, empatía, la buena utilización de la palabra, la paciencia, el respeto y el valor del acuerdo. Elementos que ha elegido para crear su programa la primera Cumbre mundial de la Mediación y Sostenibilidad impulsada por la Cámara de Comercio de Valladolid que se ha celebrado estos días y en la que todos los que hemos intervenido trabajamos de alguna manera con ellos junto a otros, para crear un mundo más humano, más equitativo y más sostenible donde el impacto social, el medioambiental y la gobernanza, conviven al mismo nivel del económico.
Todo un acierto poner en valor este concepto que en el contexto actual de máxima polarización, conflictos armados y económicos, cambio climático, incremento de las migraciones, desastres naturales, aceleración de la inteligencia artificial y crispación social, la mediación salta del mundo más personal, jurídico y familiar a otras esferas y ámbitos como el empresarial y multilateral de primer nivel, como un instrumento valiosísimo no sólo para la solución de controversias, sino para la generación de valor y sostenibilidad para las empresas y sobre todo para los territorios y comunidades para las que trabajan.
La era de la negociación, conciliación y arbitraje, sin desaparecer, da paso a la de la mediación en la que de una manera más rápida y ágil se pueden tomar las mejores decisiones y soluciones a las grandes preguntas de hoy para todos y entre todos. Hoy la ciencia demuestra lo que los filósofos ya hace siglos promulgaban y practicaban para enriquecer y mejorar el conocimiento; la necesidad de las buenas conversaciones.