Amazon aterriza en Valladolid. Leído así parecería que el gigante mundial de la venta electrónica traslada su sede de Seattle a nuestra capital, ahora que Jeff Bezos anuncia que deja su dirección ejecutiva. Pero si pasamos de los fuegos de artificio iniciales, lo que vamos a tener en el Pinar del Jalón es un centro logístico que, para que todos los entendamos, es una nave descomunal donde llegan y de donde salen los miles de paquetes que cada día se reparten por nuestra comunidad autónoma.
Una inversión de 9,2 millones de euros entre la compra del suelo, la construcción de la nave y el equipamiento, con la posibilidad de crear entre 200 y 500 empleos. Unas cifras con las que parece que pretenden blanquear el ‘efecto apisonadora’ que el nuevo modelo de comercio, del que Amazon es paradigma, ejerce sobre el resto de las tiendas de toda la vida, y por ende en la configuración de nuestra propia ciudad.
La diferencia entre que llegue Amazon o que Amazon construya una nave varía en la cualificación del empleo que va a generar. En lugar de 200 ingenieros, informáticos o desarrolladores… los trabajos que tendremos en Valladolid serán 200 carretilleros, repartidores y auxiliares administrativos. Bienvenidos sean todos ellos; y más en esta época donde lo normal es ver anuncios de eres, ertes, cierres y ceses de negocio; pero me gustaría pensar que aspiramos a la creación de un empleo cualificado para el que todos nuestros jóvenes se están formando en estos momentos y que, de no encontrar un trabajo a la altura de sus expectativas se irán a buscarlo a otro sitio.  
Puestos los peros, chapó por quien haya conseguido que esta instalación se ubique en Valladolid. Llevamos muchos años, décadas diría yo, viendo cómo los grandes proyectos que generan empleo se instalan en los alrededores, pero no en nuestra ciudad. Qué duda cabe que el hecho de que una multinacional con el nombre de Amazon elija la capital para ubicar aquí uno de sus satélites de distribución puede ayudar a reforzar la ansiada aspiración de Valladolid de convertirse en el centro logístico del noroeste de la península, una posición que Zaragoza supo ganarse hace décadas en el noreste.
Pero que no nos cieguen las letras luminosas de la marca de la sonrisa de la a la zeta, que por el momento sólo va a instalar una nave para ordenar su reparto. Muy grande, pero una nave, al fin y al cabo. No van a construir otra FASA. ¡Qué más quisiéramos!