Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Extraño verano

06/07/2020

En nuestra cultura tradicional el verano está especialmente vinculado a las fiestas. Puede haber alguna excepción de fiestas patronales que se celebran en otras estaciones del año, pero la inmensa mayoría son veraniegas. Sanjuanes, Sanpedros, Santiagos, Vírgenes de agosto y de septiembre, y algún que otro patrón o patrona más particular (San Antolín y Santa Teresa, cómo no), es lo que prima por aquí. Según cuentan los entendidos en costumbres se elegían festividades de antes o de después de ponerse en faena para la recolección de la cosecha, bien para disfrutar antes del agotamiento estival, bien para celebrar el llenado de la panera o de la bodega. Y, en efecto, así estaba distribuida la canícula y organizado el calendario, tanto el rural, como el urbano, porque en nuestro entorno esa distinción no jugaba por entonces.
Todo el año esperando el paréntesis, que lo era en todo, en lo familiar y en lo social. Una mezcla reiterada de celebración religiosa y de festejo civil hacía que la combinación de procesiones, verbenas, encierros, comidas y demás, llegara a formar parte de la identidad de cada pueblo, por grande o pequeño que fuera, con una fuerza superior a cualquier otro símbolo. Y es notorio que, en la conversación entre conocidos de distintos lugares, se refirieran a los pueblos del entorno, por muchos que fueran, distinguiendo a cada uno por el día en que celebraba su fiesta y a qué patrón o patrona estaba dedicada.
Pues esto también nos faltará este verano tan extraño, como viene ya faltando en tantos lugares. Y qué vamos a decir. Si cayeron las Fallas, y la Semana Santa, y la Feria de Abril, y las Cruces de Mayo, y el Corpus, y las Hogueras de San Juan, y los Sanfermines, tendremos que aceptar que poco a poco nos irá tocando a los demás. ¡Torres más altas han caído¡, comentó alguien, sin darse cuenta de que para cada uno la torre más alta es la de su pueblo. También es cierto, y alguien lo comentó, que, se mire como se mire, que no haya fiestas no es precisamente lo más grave de lo que ha ocurrido a causa de la pandemia-. Y bien que lo sabemos.
Así que paciencia, y todo sea por la seguridad sanitaria. Será un extraño verano, largo y cálido, como el de la película; pero pasará y llegará el siguiente. Y ojalá que sea distinto a éste para que sea igual que los de siempre.