Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Lo quiere todo

09/07/2021

Vuelve el virus, a lomos del leopardo de la quinta ola. Para atajarlo las autoridades locales proponen chapar la noche. Total, necesitaba poco para acabar de consumirse. Acaso quiebren los últimos locales. Pero todo viene arruinado de serie. Menos mal que en Moncloa nuestro queridísimo y amado líder, que tiene una lucecita en el despacho que nunca parpadea y jamás desfallece, prepara una ley de seguridad nacional que directamente lo convierte en temible napoleoncito para los atribulados tiempos pandémicos. Sueña nuestro césar con poderes casi absolutos, que le permitirían cerrar y abrir el parlamento y pasarse por la bisectriz los controles. Añadan la mordaza a los medios y el privilegio de exigir a los ciudadanos que trabajen para la causa sin mediar indemnizaciones. De fondo, la amenaza de una nacionalización de los recursos privados, más o menos como si explotara la III Guerra Mundial y todo estuviera permitido para atorar al fascismo 2.0. Con semejante paleta de atribuciones sólo necesitamos que recupere el formato de los discursos sin preguntas, maratoniaaaaaanos y, aló presidente, bienvenidos a la pesadilla orwelliana y a una república de latinoché operada por un Tirano Banderas con chándal verde oliva y/o gran profusión de traidores, gusanos e imperialistas a los que denunciar sin pausa. Yo, si estuviera en la Junta, pasaría a tope de proponer cierres. Esperaría a que el señorito, el mismo que nunca quiso establecer controles en Barajas, haga uso de sus todopoderosas prerrogativas. Que apechugue con el cobro revertido de tomar decisiones. Si en nombre del interés general vamos a permitir la mutación del sistema, si el presidente del no es no tendrá potestades propias de un sultanato presidencialista con tics bananeros, pues al menos que aguante mecha. O arramplar con el poder y asumir las consecuencias o mantenerse en la senda constitucional. Que juegue con el espectro autoritario, pero que no nos traspase sus mochuelos. El despotismo y sus marrones son para el que se los trabaja.