Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El enigma de los indecisos

13/04/2019

La última encuesta del CIS sobre estimación de voto para las elecciones generales del próximo 28 de abril ha puesto sobre la mesa el elevado grado de indecisos que parece que hay de cara a los comicios más diversificados de estas cuatro décadas de democracia. El 38% de los más de 16.000 entrevistados para este sondeo preelectoral elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas no sabían a quién votarían o no quisieron decirlo, claro; algo comprensible si se tiene en cuenta que son encuestas domiciliarias y a saber si justo pasaba en ese momento el vecino facha, o el comunista, y le dio vergüenza confesar en voz alta su devoción por Pedro, Albert, Santi o uno de los dos Pablo...
La solución para el enigma que suponen esos indecisos no la tiene ni el mismísimo Tezanos. Los partidos se la juegan con ellos, sabedores de que pueden ser como bombas de relojería que, papeleta en mano, dinamiten la mejor de las trayectorias preelectorales. Ya no se trata de lograr ponerles a un lado o al otro, hacerles elegir entre blanco o negro, rubias o morenas, papá o mamá, PPo PSOE..., sino que ahora la mesa es redonda y hay otras tres sillas.
Porque nunca antes hubo tantas opciones, nunca antes estos indecisos pudieron dar semejantes vaivenes a los resultados electorales como los que puede haber el 28-A. Porque ese 38% de NS/NC (seis puntos más que en el barómetro previo a las generales de junio de 2016) suma más que el PSOE (30,2%) e incluso que la hipotética coalición PP-Cs (30,8%).
La diversificación a la que se enfrentarán los indecisos es única. La democracia arrancó las visitas a las urnas con un tête à tête entre UCD y PSOE, para, años más tarde, hacerlo entre PP (o Alianza Popular) y socialistas. El resto eran meros comparsas y solo la injusta Ley D’Hont otorgaba un papel decisivo a los espurios partidos nacionalistas, que movían su veleta a derecha o izquierda en pos del mayor rédito para sus escaños. Pero ahora, junto al PSOEmás fuerte desde Zapatero y al PPmás débil desde Hernández Mancha, están otras formaciones nacidas del descontento popular con el bipartidismo y los indecisos se pueden ir a sus brazos a ojos ciegos. El despecho tiene esas cosas y hay quien se puede enamorar de un melenas reconvertido en casta, de un guaperas ambidextro y hasta de un populista disfrazado de conquistador.