Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


En vacunas

15/04/2019

Como todo lo de EEUU acaba por alcanzarnos les prevengo. Aquí en Brooklyn disfrutamos de un estupendo brote de sarampión con 300 afectados, la mayoría niños. El movimiento antivacunas, potente entre la izquierda new age, no puede presumir en esta ocasión de la gesta. Fueron los judíos ortodoxos de algunos colegios de Williamsburg. Conocidos por su resistencia a todo lo que huela a secularismo o progreso. Pero los hispters de visa oro, a los que tanto frecuento por mor de mis circunstancias geográficas, comulgan con el ideal. No hace tanto que una buena amiga, directora de un colegio, recibía la carta de unos padres. Cultos, profesionales liberales, con buenos sueldos, le informaron de sus creencias budistas, que condenan el sufrimiento animal. En consecuencia solicitaban que su hijo de 3 años fuera admitido en el colegio sin haber recibido las preceptivas vacunas. La excepcionalidad religiosa, ese paraguas que lo mismo ha servido históricamente para fundamentar la oposición al servicio militar obligatorio que para declararse a favor de la quema de herejes o para tirotear médicos a las puertas de una clínica abortista, al servicio de la insumisión a los anticuerpos. Pero, ya digo, los ultras religiosos no están solos. De miembros del clan Kennedy a actores de Hollywood y personalidades de televisión como Oprah Winfrey abundan los santones de la progresía magufa en santa cruzada contra las vacunaciones. Sus éxitos se cuentan por apariciones estelares en las dos Costas de enfermedades que creíamos erradicadas. Cuando dentro de tres semanas acudan a votar tengan presente que en este mundo de fronteras líquidas y modas desabrochadas tampoco somos inmunes a los delirios alentados en Seattle. Una eurodiputada de En Marea, Lidia Senra , pidió hace poco más de un año que las vacunas no sean obligatorias en la EU. Dijo no sé de las farmacéuticas que mecen la cuna. A ver si creían que los mismos que declaran su plurinacional fascinación por los nacionalismos iban a ser los más progresistas en lo tocante a la ciencia.