Vidal Maté

Vidal Maté

Periodista especializado en información agraria


Los aranceles Trump sobre el terreno

11/10/2019

La decisión de la Administración norteamericana de gravar con un 25% adicional sobre la situación actual las importaciones de varios productos agroalimentarios comunitarios, entre los que se hallan vinos envasados, aceites, carne de cerdo, embutidos, quesos, zumos o frutas, ha ocupado la actividad del Ministerio de Agricultura las últimas semanas en reuniones con representantes de las organizaciones agrarias, cooperativas, de las industrias y de las Comunidades Autónomas.
El objetivo era pulsar la posición de cada sector y consensuar la postura española ante la Comisión Europea, aunque en realidad no cabían muchas sorpresas. Se puede decir que se trató más bien de reuniones formales porque el contenido no podía tener dudas. Firmeza ante las pretensiones norteamericanas y, en caso de seguir las mismas, respuesta similar a sus productos y ayudas para los sectores afectados.
El ministro Luis Planas viajó a Bruselas para señalar la posición nacional a la Comisión de cara a la reunión prevista el día 14 en el marco de la Organización Mundial de Comercio en Ginebra entre los representantes de la Unión Europea y de la Administración norteamericana. Diferentes fuentes de los sectores afectados coinciden en la dificultad para llegar a un acuerdo. En este contexto, solo se espera que las autoridades norteamericanas hagan pública más letra pequeña sobre su decisión que probablemente no se conocerá hasta el día 17, un día antes de su entrada en vigor.
En el caso español, la decisión de la Administración Trump afecta a exportaciones por algo menos de 1.000 millones de los casi 2.000 millones que suponen todos los productos agroalimentarios que se exportan a ese país. Los efectos de la subida de los aranceles en un 25% suponen, sobre el papel, un incremento de unos 200 millones de euros. Sin embargo, no es una cifra real si se tiene en cuenta que el simple hecho del incremento arancelario va a suponer reducir probablemente a la mitad las ventas actuales. En conjunto y sobre todo para aceites y lácteos, el efecto va a ser un aumento de excedentes y bajadas de precios en origen.
Por sectores, el producto más afectado será el del aceite, donde la exportación supone unos 400 millones de euros. El mercado norteamericano tiene una demanda al alza hoy de unas 320.000 toneladas, frente a una producción interior de unas 20.000 toneladas. De esa cifra España exporta directamente 120.000 toneladas, mitad envasado y mitad granel. A ese volumen se suman probablemente otras 110.000 toneladas que exporta Italia como aceite propio o con la etiqueta de comunitario, pero de las que unas 320.000 toneladas, frente a una producción interior de unas 20.000 toneladas. De esa cifra, España exporta directamente 120.000 toneladas, mitad envasado y mitad granel. A ese volumen se suman probablemente otras 110.000 toneladas que exporta Italia como aceite propio o con la etiqueta de comunitario, pero de las que unas 100.000 podrían ser igualmente de origen español. 
El hecho de que Italia no sufra ese arancel equivale, sobre el papel, a la posibilidad de que los aceites nacionales puedan seguir accediendo a EEUU vía ese país, a través de Portugal que cuenta con la Sovena, la empresa líder en el sector en España como inter proveedor de Mercadona o vía terceros con quienes hay sociedades participadas en el aceite, léase Marruecos. Pero esa posibilidad se corta cuando la Administración norteamericana ha decidido aplicar el gravamen no al país que lo exporta sino al producto por su origen, por lo que la batalla estará en el control del etiquetado. En consecuencia, si aplica rigurosamente esos controles, el volumen de aceite local afectado podría superar las 200.000 toneladas. 
Para España, a esta situación se podía sumar el efecto del Brexit en el Reino Unido donde se colocan unas 70.000 toneladas. La búsqueda de mercados alternativos en volumen y en precios se ve difícil a corto plazo.
En el caso del vino, la sentencia afecta a un producto envasado con un volumen de hasta dos litros y con graduación mínima de 14 grados. Frente a estas condiciones, una de las posibilidades que se barajan para sortear los aranceles sería exportación de graneles colocar vinos con una graduación de 14,1 grados.
EEUU es uno de los principales mercados para los vinos envasados de calidad donde se colocan anualmente unos 0,7 millones de hectolitros. No se trata de una cifra elevada sobre una exportación total de unos 22 millones de hectolitros, pero es importante por tener un precio medio litro de 4,14 euros frente a la media de 1,50.
El queso, especialmente el de oveja envejecido, ha multiplicado por tres sus exportaciones en los últimos años hasta un volumen de 100.000 toneladas por valor de 470 millones de euros. Estados Unidos es el cuarto país en volumen y el primero en facturación. Con la subida de los cargos, el sector no podrá competir con terceros. Un segundo efecto negativo será el riesgo de que grandes productores como Alemania, Francia, Holanda, Bélgica o Dinamarca, también ante la imposibilidad de exportar, coloquen sus excedentes en el mercado español como ya sucediera en el pasado con precios de saldo, a unos tres euros el kilo, con el consiguiente efecto sobre la producción de lecha y de queso.
No existe preocupación especial en el sector de la carne de cerdo y de los productos derivados que, en conjunto, suponen un volumen de unas 9.000 tonelada por valor de 52 millones.
Finalmente, las preocupaciones son igualmente reducidas en el conjunto del sector de frutas y hortalizas frescas así como en el de los zumos. Desde las organizaciones del sector se apunta que los exportadores ya sufren en la actualidad la limitación de las ventas, no por la vía de los aranceles, sino básicamente por la imposición de barreras ficticias fitosanitarias, controles abusivos que hace imposible la entrada en ese mercado. Son pocos los exportadores que se arriesgan a llevar un barco a puerto norteamericano sin tener la certeza de que su cargamento pueda entrar en el mercado.