Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Querida Greta

15/09/2019

He seguido con la máxima atención tu periplo acuático de este verano, el viaje en un barco velero desde Plymouth hasta Nueva York sin emitir un solo miligramo de CO2 a la atmósfera. Y me he emocionado, Greta. Pocos adolescentes están dispuestos a perder parte de sus vacaciones en una iniciativa solidaria y comprometida como la que encabezas desde hace un año gracias a tu rebeldía y a quienes te dirigen. He imaginado cada milla náutica del recorrido, con la nave Malizia II de 4 millones de dólares propiedad de Pierre Casiraghi movida sólo por la fuerza del viento, y los pocos tripulantes a bordo alimentados exclusivamente con aquello que nos sirve la Naturaleza, ni un plástico, ni envase ni lata de conservas. He tratado también de entender, Greta, por qué se ha bautizado al viaje con la terminología opulenta de las estructuras políticas planetarias: Global Climate Action, United Nations Climate Change. Te recomendaría que te alejaras de tanto oropel interesado si realmente crees lo que estás defendiendo. Te has adentrado en un gran negocio y corres el riesgo de caer en sus trampas.

Te niegas a usar el avión porque así te lo han indicado quienes dirigen el ecologismo mundial, porque cada vuelo que surca el cielo imprime una huella contaminante inadmisible en los tiempos de limpieza atmosférica que corren. El avión, nuevo satanás del cambio climático. Podrías explicarnos por qué tus asistentes en la odisea conquistadora se volvieron en avión a Inglaterra, pero eso son maledicencias de la rancia ideología que se os contrapone. Tu cruzada ha llegado a influir en gobiernos como el alemán, que se está planteando imponer una limitación de tres vuelos anuales como máximo para sus ciudadanos. Ese es el camino: prohibir. En el sinfín de tendencias que marca el alegato del que eres heroína, querida Greta, hemos llegado este verano de tu primigenia e inmaculada travesía a escuchar a la ONU decir que si los humanos seguimos comiendo carne, el apocalipsis climático llegará no tardando mucho. He comenzado a sentirme un devastador natural tipo Bolsonaro cuando coloco mi filete de ternera en la sartén.

Cuídate, Greta, de ser utilizada por ese entramado de voluntades supranacionales, disfrazadas con un traje verde y ecologista, porque cuando de vuestra novedad y de vuestra tendencia diferente no quede ni las raspas, seréis relegados a la tarea de dar conferencias para auditorios pasados de moda en lugares hacia los que ningún New York Times dirige ya su mirada. Os usarán y os tirarán por la borda del carísimo cascarón de nuez en el que habéis cruzado el infinito mar de la demagogia planetaria.