Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El viejo túnel

10/12/2022

Para los que somos del barrio, no hay más túnel que el de Las Delicias. Era 'el túnel' y no le hacía falta ni el apellido, porque el de la Circular no era una opción para nosotros y el de Arco de Ladrillo era tan poca cosa, tan cortito, que no lo considerábamos casi ni túnel; supongo que si no nos hubiéramos criado un par de décadas antes de la cuenta, quizá lo hubiéramos rebautizado con algún eufemismo de estos que se han inventado ahora y sería el 'paso', así, sin apellido (por mucho que desemboque entre unos pilares tenebrosos y pintados de gris por los tubos de escape).
Nuestro túnel era el de Las Delicias, que, por cierto, jamás fue el de Labradores, por mucho que el nombre oficial pueda ser ese y todos los que tenían el infortunio de vivir al otro lado de la vía se empeñasen en ponerle el apellido erróneo a nuestro túnel... ¿O es que acaso se equivocaron los Celtas Cortos cuando titularon uno de sus temas 'Túnel de Las Delicias'? Ojo, que ni le pusieron letra por no hacerle de menos al túnel, con lo que dudo que vaya a merecer el nombre la calle esa del otro lado en lugar  de todo un barrio: 'el túnel' es de Las Delicias. Y punto.
Los que somos de Las Delicias aunque ya no vivamos allí, le guardamos algo de cariño y de vez en cuando lo volvemos a cruzar para no olvidar de dónde venimos, ni los arrestos que le echábamos esas noches en que volvíamos solos a casa y había que atravesarlo sí o sí. Y eso que en los 90 nadie nos había hablado de los espacios del miedo, pero vaya que si acongojaba... De día y de noche, con ese par de entradas, con esa curva, con ese punto de encuentro de mendigos y músicos callejeros antes de irrumpir en el barrio y ya sentirnos como en casa; con la tranquilidad de saber que si no nos había pasado nada ahí abajo, mucho menos en plena calle.
Dentro de unos meses, 'el túnel' pasará a ser 'el viejo túnel' y supongo que mirará con recelo a ese nuevo gran túnel que habrá unos metros más allá y al que denominarán 'paso subterráneo', 'plaza deprimida' o alguno de esos eufemismos de estos nuevos tiempos en que, pese a la grandilocuencia de proyectos como el de la mal llamada integración, la cruda realidad cotidiana obliga a mantener vetustos túneles peatonales para garantizar la conexión más lógica de todo un barrio con el centro de la ciudad; y viceversa.

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