Alfonso González Mozo

PLAZA MAYOR

Alfonso González Mozo

Periodista


El éxito de la vacunación masiva

08/05/2021

Dicen que la pandemia ha entrado ya en cuenta atrás, que todo será cuestión de un par de meses y que se podrá alcanzar ese punto de control que se ha establecido en el 70% de vacunados (con al menos una dosis) antes de agosto. Un porcentaje que estará al alcance de la mano solo con mantener el ritmo actual, sin bravuconadas ni milagros. Esta cifra, que ahora es claramente asumible, a principios de año parecía quimérica, una bomba de humo con la que mitigar eso que han llamado ‘fatiga pandémica’, pues, cuando empezó todo, la vacunación vivía en precario, provocando un ritmo tan paupérrimo que alentaba con furor a los pesimistas.
Pero todo cambió en abril, después de la Semana Santa. Los laboratorios empezaron a cumplir sus compromisos y los políticos no dudaron en sacar pecho de su gestión. Los del Gobierno central, porque recibían y repartían las miles de vacunas que se habían adquirido a través de la UE; con relativa puntualidad y sin que se les perdiesen por el camino... Y los de la Junta de Castilla y León, porque decían exprimir al máximo cada vial y ponían casi todas las vacunas que llegaban cada semana. En ambos casos, el mínimo exigible.
Y claro que los políticos tendrán su parte de culpa en todo esto, claro. Por acción o por delegación. En algún caso porque fueron ellos mismos los que adoptaron las decisiones y, en otros, porque se dejaron aconsejar por los expertos que tienen en sus equipos.
En Castilla y León, la vacunación masiva se ha revelado como un acierto, a pesar de que al principio despertaran recelos las colas y la obligación de viajar allende el centro de salud del pueblo o del barrio. Los números no mienten y la inmunización viaja a velocidad de crucero, pero este éxito alcanza su máxima expresión sobre el terreno, al ver trabajar a esos enfermeros que se pasan el día inoculando esperanza. Ellos hacen bueno un plan que se ha de reconocer absolutamente efectivo. Ya ni siquiera hay quejas por unas colas que se han demostrado más llamativas que duraderas, ya que cuarto de hora no es nada para blindarse y poner su granito de arena en la cada vez más cercana inmunización de rebaño.
Y mientras se llega al 70% no hay otra que seguir cumpliendo las normas que queden, las que impongan autonomías y jueces, en ausencia de un Gobierno central, que ahora empezará a delegar... más todavía.