Belén Viloria

TITULARES DEL FUTURO

Belén Viloria


¿Casualidad o consecuencia?

07/06/2020

Casi 60 años desde el mítico discurso de Martin Luther King en Washington en su lucha por la libertad e igualdad de derechos de todos los humanos: «…Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de supiel sino por su reputación…Tengo un sueño…». El lunes de la semana pasada, en Mineápolis, Minesota (EE.UU), fallecía George Floyd como resultado de su arresto por parte de cuatro policías. Una muerte que en pocos días, como la pólvora, se ha convertido en una oleada de indignación, protestas, y lo peor, de saqueos y vandalismo, y no sólo por todo Estados Unidos, sino también por Europa, extendiéndose por UK, Francia, Dinamarca, Alemania y Holanda, por ahora.
Un maremoto de protestas globales en contra del racismo, la xenofobia y los abusos policiales hacia ciudadanos de raza negra que resurge en un momento delicado y único de pandemia global. ¿Casualidad o consecuencia?
En EEUU entre los afroamericanos hay más del doble de muertes por COVID-19 que en los demás. En UK las minorías étnicas se han visto desproporcionadamente afectadas según un informe de University College de Londres, que demuestra que tienen de 2 a 3 veces más probabilidades de morir por el virus que los demás, o los 5 millones de venezolanos que han huido desde 2015 a países vecinos como Colombia y Perú y que según el Banco Mundial están siendo el colectivo más vulnerable frente al COVID-19 de América Latina. La pandemia no sabe de diferencias y nos está afectando a todos, pero desde luego, no a todos por igual, ya que estas personas se ven más expuestos, tienen menos posibilidades de recuperarse y menos oportunidades de sobrevivir.
Bernice King, la hija de Martin Luther King, y CEO del Centro Martin Luther King para el Cambio Social No Violento, está haciendo estos días un llamamiento mundial a protestas no violentas, porque para ella, igual que para su padre, aún tenemos la opción de elegir entre ‘la no violencia con coexistencia’ en vez de ‘la violencia con coaliciones’. Sabíamos que al tsunami de la crisis sanitaria le sigue uno mayor de crisis económica y social, y que tras este, sigue estando el gran tsunami de la crisis de sostenibilidad, pero con lo que no contábamos es que la pandemia y sus efectos visibilizaran, por todo el mundo, fracturas raciales no cerradas, realidades aún latentes cuyos avances han sido más lentos de lo que aparentaban, y ante situaciones extremas sociales, como las que estamos viviendo fruto del virus, hacen que afloren con toda su virulencia.
La muerte de George Floyd está haciendo aún más visible el impacto social de la pandemia en las personas más vulnerables. Con la que tenemos encima y por delante, lo que menos necesitamos es violencia, y lo que más, el esfuerzo conjunto y la energía para recuperarnos lo más rápidamente posible para que todo vuelva a un cierto equilibrio inestable.
Siendo todo terrible e inadmisible, quiero pensar que lo que está ocurriendo tiene más que ver con unos efectos sociales más trasversales de la pandemia, que con una ‘vuelta a la casilla de salida’ en cuestión de igualdad de derechos humanos por cuestiones del color o de ‘pantone’ de la piel, que diría la artista Angelica Dass en su búsqueda del verdadero color de la humanidad desafiando nuestra forma de pensar sobre la identidad étnica. 
Hoy pienso que Martin Luther King caminaría de nuevo con paso firme y diría ante millones de personas: «Todavía tengo un sueño».