Belén Viloria

TITULARES DEL FUTURO

Belén Viloria


Un nuevo orden mundial

13/12/2020

Podemos decir que los 90 representaron una segunda parte de la globalización en la que bajo grandes y comunes objetivos económicos y geográficos se lograron avances nada desdeñables como que miles de millones de personas salieron de la pobreza, que la riqueza por adulto en países como Vietnam y Bangladesh aumentó más de seis veces en los últimos 20 años, que el número de democracias aumentó, y países tan diversos como Chile, Malasia, Estonia celebraron elecciones libres y justas, que el papel de la mujer mejoró en muchas partes del mundo, o que el acceso a la educación en países como Arabia Saudita logró cambiar.
Sin embargo, parece que hoy la globalización ya se ha topado con las limitaciones de su propio éxito, como las desigualdades y la polarización que vivimos actualmente, por no hablar del impacto en el planeta que está cada vez más cerca de un punto de no retorno.
La pandemia está siendo la puntilla, porque a pesar de haber tenido la sensación de una gran unión ante un enemigo común, la colaboración inicial de la que hemos disfrutado momentáneamente, parece que se desvanece ahora que la vacuna está cada vez más cerca, y un programa de recuperación mundial y global con intereses y objetivos comunes resulta alejado y más improbable que nunca.
Cada vez hay más voces que apoyan una reinvención del capitalismo unido a la necesidad de apostar por la sostenibilidad en todos sus aspectos; social, económico y medioambiental, como el creciente movimiento mundial de las empresas BCorp, hoy ya más de 3.200 compañías, en 70 países, 90 ya en España, con un único fin, que un día todas las compañías compitan por ser las mejores para el mundo, e innovan para maximizar su impacto positivo en sus empleados, en las comunidades a las que sirven y en el medioambiente, y como resultado, una sociedad de bienestar compartido y perdurable.
Por otro lado, ya hay países como Escocia, Islandia y Nueva Zelanda cuyo objetivo es fomentar el bienestar ecológico y humano, sin olvidar el crecimiento económico. Estos países ya están debatiendo temas como el presupuesto de bienestar, el turismo impulsado por el bienestar y el uso del marco de bienestar en la lucha contra la covid. Países geográficamente bien distantes y diferentes, pero unidos sobre la base de un valor compartido y entendimiento común de que hay más en la política gubernamental que el PIB.
Hay atisbos de cómo ciertos factores diferentes a la geografía o la economía, podrían determinar cada vez más las alianzas entre personas, organizaciones y países. Factores y valores como por ejemplo el respeto a la democracia, a la diversidad, ecología y biodiversidad, o incluso el peso del liderazgo de las mujeres en economía y política. 
Si esa evolución sigue por ese camino, pasaremos de hablar primordialmente de Estados Unidos, Europa y China, a muchas cosas interesantes que suceden en economías de rápido crecimiento como Etiopía, Nigeria, Indonesia o Bangladesh, dando quizás lugar a un nuevo orden mundial, menos uniforme sin duda, pero más impulsado por países en los que los objetivos de sus jóvenes poblaciones sean por ejemplo combatir la corrupción a través de tecnología o construir sistemas de educación y atención médica para poblaciones en crecimiento. Un mundo regido por sociedades con valores como futuro y promesa de un nuevo orden mundial.