Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


La persona más importante del Gobierno

05/04/2021

La persona más importante ahora en el Gobierno no es Pedro Sánchez, ni cualquiera las cuatro vicepresidentas, ni Grande-Marlaska y sus avatares, ni Miquel Iceta, que es el encargado de escrutar -menudo papel- lo que va a ocurrir en Cataluña, ni menos aún Ábalos y las polémicas que acarrea. Porque si usted consulta a los ciudadanos sobre cuál es su prioridad en estos momentos no le hablarán, claro, de la campaña electoral en Madrid, por muchas portadas que acapare; ni del futuro (o no) Govern catalán; ni siquiera le hablarán de economía, aunque tanto nos angustie. Le hablarán de vacunación, que va a ser el gran tema del mes de abril: o se empieza a vacunar a un ritmo adecuado ya desde este lunes 'posvacacional' o adiós al verano, al turismo, al bienestar, a la seguridad y a nuestra paz interior.

O sea, que la persona más importante del Gobierno español es ahora mismo la titular de Sanidad, Carolina Darias, que lleva menos de dos meses y medio en el cargo y no puede, simplemente no puede, decepcionarnos. Confieso que, tras la floja, aunque muy bien publicitada, etapa de Salvador Illa, acogí con esperanza la llegada de esta ministra canaria, discreta sin personalismos y con fama de amable pero tenaz negociadora. Quizá ella, ya que no Illa, fuese la persona para armonizar el cierto caos en las autonomías, dulcificar las absurdas tiranteces con el Gobierno de Díaz-Ayuso en Madrid, sofocar las rebeliones ciudadanas contra las restricciones y ordenar una vacunación rápida y eficaz pese a la pésima gestión en la Unión Europea.

No estoy seguro de que todo eso se haya logrado, y menos tras los ejemplos de algarabías callejeras -incluyendo las 'celebraciones' de la final de la Copa del Rey- de esta Semana Santa, tras la que se esperan nuevos repuntes. Seguimos con los anuncios unilaterales de los distintos gobiernos autonómicos -en Cataluña se pregona que la población entre setenta y ochenta años comenzará a ser vacunada el próximo día 12, y en Madrid se instalan, a bombo y platillo, nuevos 'vacunódromos': cada cual sigue disparando por su cuenta-. Y que yo sepa desde Sanidad se ha hecho poco para mejorar la coordinación, si es que tal cosa es posible, con los distintos países de la UE, donde cada Estado lanza restricciones, prohibiciones, confinamientos y cierres de fronteras a su arbitrio y libérrimo albedrío, haciendo imposible el mapa viajero por Europa.

Por no haber hecho, me temo que la señora Darias ni siquiera ha sustituido a su portavoz, el doctor Simón, que sigue alegrando los titulares con sus salidas de tono, como el de la 'olita' en la que podría devenir una cuarta ola de la pandemia si fuese bien gestionada, y que, con esta y otras 'gracietas', nos evoca sus extemporáneas salidas 'surferas', por no decir que nos provoca una risa algo compasiva. Si la ministra quisiese escenificar que la era de la vacunación es de verdad una etapa nueva, prometedora, definitiva, tendría, pienso, que haber colocado ya un rostro más fresco y fiable como imagen de sus esfuerzos, agradeciendo a Fernando Simón los servicios prestados.

La propia Darias habría de ser la portavoz de una gran comisión interministerial e interpartidaria encargada de la desigual pelea contra el virus, que requiere muchos más esfuerzos oficiales de los que la llamada 'clase política' está evidenciando en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Cierto es que cabe la esperanza de que la inminente llegada de millones de vacunas de distintas procedencias ponga a prueba el buen orden de las llamadas a los distintos colectivos y generaciones de ciudadanos para vacunarse masivamente. Y para que lo hagamos todos con disciplina y una cierta paciencia, por más que resulten intolerables algunas esperas registradas de hasta tres horas, como ya denunció la mismísima ministra de Defensa.

Un esfuerzo gigantesco como la vacunación de cerca de cuarenta millones de habitantes de un país es todo un test acerca de hasta qué punto ese país funciona. Y es Carolina Darias quien, por nuestro bien, primero tiene que aprobar ese test, haciendo caso omiso de otras prioridades 'políticas' mostradas por un Gobierno y una oposición que no están sabiendo estar a la altura de lo que podríamos exigirles y del ejemplo que están dando sanitarios y tantos colectivos de la sociedad civil.