Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Problemas reales

15/04/2019

Ya comenzó el festival electoral en esta campaña atípica mezclada con la Semana Santa, aunque algunos partidos hayan optado por hacer un alto en el camino, que les servirá de descanso o penitencia, según las creencias de cada cual, con la indecisión de una buena parte del electorado, o al menos el silencio, que pueda hacer realmente fiable el resultado propuesto tras un elevado número de encuestas.
Independientemente de la previsión de voto ya conocida, que da al PSOE como ganador, aunque no con mayoría suficiente, por lo que se debe recurrir a pactos y que, previsiblemente, quedarían fuera de los mismos los nacionalistas, al no ser necesarios sus votos, una lectura más en profundidad del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), nos revela que más del 68% de los españoles afirma que la situación política de España es mala o muy mala y encabezan la lista de los problemas con el paro, seguido de la corrupción y el fraude,  los políticos en general,  la situación económica,  la sanidad, la educación o la calidad en el empleo.  
Solo después aparece el tema de la independencia de Cataluña en esas inquietudes que, paradójicamente, es en lo que han centrado el debate algunas opciones y lo sitúan como argumento principal para ‘echar’ al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de La Moncloa, enarbolando la bandera nacional y formando un triunvirato que ya gobierna en Andalucía, que se podría situar entre el centro - cada vez practicado menos por Ciudadanos- y la utraderecha.  
Vivimos unos días preelectorales raros, quizá diferentes a los que se han conocido, posiblemente por el crecimiento rápido de una nueva fuerza política, a la derecha de los populares, que realiza unas propuestas populistas y radicales, desde desmantelar el sistema público de pensiones o transformar el Estado de las autonomías  a derogar la Ley de Violencia de Género, entre otras, aparte de lo que va surgiendo en el discurso de sus dirigentes, que atraen la atención de numerosos seguidores y les colocan con una alta representación en el Parlamento nacional.
La situación ya se conocía, tras el 15M y la llegada de Podemos, en un momento difícil para muchas familias, que aún se curan aún las heridas, con una destrucción brutal de la clase media española, que hizo de los escraches una de sus principales acciones políticas,  en temas como los desahucios,  y que llevó a su líder Pablo Iglesias a estar cerca de tocar el cielo.
La polarización del mapa político a izquierda y derecha es patente en la vida cotidiana, más en estos días de tensión política donde parece que todo vale,  incluso impedir la libre expresión y circulación de algunos candidatos, lo que en democracia no es de recibo, todo lo contrario.  El enfrentamiento, incluso físico, que estamos viviendo repercute en la convivencia de todos los ciudadanos, aunque en cierta medida dé publicidad a los radicales y unos se necesiten a otros, hasta el punto de que puede llegarse a situaciones de las que alguien se llegue a arrepentir. Solo hay una forma de combatirlo, un arma, de papel, ejerciendo el voto en libertad, lo demás sobra.