Alfonso González Gaisán

No perder ripio

Alfonso González Gaisán


El Pisuerga por Valladolid

06/08/2022

Corrían los años 80 y un joven estudiante de arquitectura tenía un sueño «cuando termine haré periodismo», iluso. Aquellos exigentes programas, su carga lectiva, mis limitaciones, y sobre todo un profesorado que presentaba como referente su nivel de suspensos, que no su incompetencia, salvo contadas excepciones, dieron al traste con aquel sueño. 
Bueno una vez presentado, espero no defraudar a esta buena gente, que por azares de la vida me brinda esta oportunidad de cumplir aquel anhelo. Y ustedes los lectores encuentren unas invitación para la reflexión sobre nuestra ciudad; Valladolid. 
Mi pretensión es romper el hielo de la pista vacía. Ser una invitación al baile sobre todo como actitud y gesto de movimiento libre a la participación de la sociedad civil en manifestar opinión para enriquecer. El movimiento siempre implica algún roce ¿Quién ha bailado y no ha pisado a su pareja? Antes de nada disculpas, y adelante. Espero que mis compañeros de baile, ustedes sepan perdonar.
Mi primera invitación a la reflexión comienza por una frase manida:  «Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid». Expresión que se utiliza cuando alguien habla de algo que no tiene nada que ver con lo que se está tratando. O sí.
Ahora se trata de mirar al futuro y proponer e invitar a incorporar el flujo de pareceres en el agua como conductor silencioso, a nuestra cotidianidad para nuestro disfrute y su regeneración.  Porqué nuestra actividad urbana  no conseguimos incorporarla a sus orillas. La margen izquierda participa de una manera activa en esa pretensión y de una forma activa y medio reglada. Desde luego que la sección del río tiene dos márgenes bien distintos que van alternado su fisonomía a lo largo de su discurrir urbano. Así las oportunidades de actividad que nos brinda son bien distintas
El eje vertebrador que constituye el río Pisuerga para el desarrollo de la ciudad es necesario potenciar, manteniendo su carácter agreste y la banda vegetal como base de la conservación de su biodiversidad. Entiendo que bajo el control necesario en una zona urbana frente a la importante presencia de roedores. A la vez se convierte en el eje soporte de todo tipo de dotaciones públicas, que en algún caso ya sucede, como en la Ribera de Castilla. En otros, en particular en su desarrollo en la zona centro de la ciudad se hace necesario para recuperar el casco histórico. 
Si acudimos a nuestro recuerdo las piscinas Samoa y Deportiva eran el refresco natural de los rigores de nuestro verano para los moradores y trabajadores del centro. Parece que recuperar es uso no sería nada descabellado.
Acompañando al eje vertebrador natural surge la necesidad de escrutar en profundidad otro eje de penetración en el casco histórico como es la calle San Quirce, el eje del Valladolid de principios del XVII.
En el momento actual puede concatenar una serie de intervenciones urbanas de primer nivel y trascendentes para el futuro de esta ciudad, que no puede perder otro tren, si quiere mantener la necesaria calidad de vida para sus habitantes, a la vez que el atractivo para sus visitantes, y resaltar, su singularidad, el atractivo de haber sido la capital del reino. El mayor de los conocidos «donde no se ponía el sol».
Las actuaciones previstas a día de hoy desde el inicio de la calle San Quirce  hasta la Plaza de San Pablo bajo su omnipresente Iglesia de San Pablo, referente de la unicidad de Valladolid. Parece que esta intervención sobre una zona muy importante de la ciudad en si misma, a la vez que vertebradora de la  conexión con el centro de la ciudad, constituye un elemento determinante en la imbricación entre estas dos partes, que bien merecen un concienzudo planteamiento de desarrollo, que de cabida a todos los sectores implicados, y constituya un ejemplo de participación ciudadana, de implicación de la sociedad civil, que debe ser invitada, seducida e incluso provocada a la participación en su definición. Quizá iniciando este proceso a través de un concurso de ideas, para crear un marco de discusión, donde a partir de la selección se profundice en las cuestiones puramente funcionales, pero determinantes para el conjunto de la operación, y en definitiva para la propia ciudad y su alfoz con su centro histórico.
El  vaciado de actividad en particular del comercio y de todo tipo de usos, al margen de la hostelería, y la carencia de dotaciones deportivas públicas  pueden convertir el casco tradicional en un desierto vital. A esta evidente carencia se añade la dificultad de llegada al mismo ya sea en transporte público y mucho más en vehículo particular. 
La futura sede del complejo de Justicia, parece una oportunidad similar a la intervención en la ampliación del Hospital Clínico donde su generoso aparcamiento sirve al edificio y su funcionamiento a la vez que al conjunto del barrio. Aquí parece que si no se continua estigmatizando al vehículo privado como un cáncer, y más ahora con la llegada de los vehículos híbridos o eléctricos, podemos establecer un punto de encuentro muy próximo al centro. 

ARCHIVADO EN: Río Pisuerga, Valladolid