Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


En largo

09/04/2021

Supongo que la más increíble (e incomprensible) belleza del juego del ajedrez para paganos y advenedizos está en la enorme variedad de movimientos de las piezas. E igualmente supongo que si a un entrenador de fútbol le dieses la posiblidad de confeccionar un mediocampo equilibrado, nunca pondría cuatro torres o cuatro alfiles (no, hijo, no: cuatro reinas no valen ni valdrán, ni cuando jugaban Xavi-Iniesta-Busquets de memoria) sino una mezcla proporcionada de elementos: el que barre, el que pausa, el que regatea y, sí, el que puede jugar en largo… con la precisión de quien juega en corto. 
La España campeona del mundo tenía a Xabi Alonso; aquel Liverpool con un corazón que no le cabía en el pecho tenía a Gerrard… y a Xabi Alonso. Y este Madrid tiene a Toni Kroos. 
Sería imposible determinar matemática o físicamente la cantidad de variables que hacen falta aplicar para explicar la perfección de lo que hace el alemán en el gol del 1-0. Sí, luego Vinícius mejora la parábola del ‘ocho’ blanco con el control y el remate, pero previamente hay un balón que nace del suelo, recorre 45 metros a la velocidad precisa y con la altura exacta para encontrarse no con un objetivo estático (casi cualquiera en el mundo -profesional- te hace un cambio de juego) sino con una carrera vertiginosa, la que acaba de iniciar el muchacho a la espalda de los defensas del Liverpool. Nota: pido perdón a todos los defensas del mundo por llamar ‘defensas’ a los muchachos de rojo que el pasado martes jugaron en Valdebebas. 
Es posible que el fútbol moderno y su tacticismo y sus entrenadores obsesionados por achicar espacios nos hayan estrechado el panorama y hayamos perdido de vista algo tan básico (y necesario… y propuesto con éxito por Zidane) como la combinación entre desmarque y patadón. Cualquiera con velocidad o instinto puede con lo primero, pero para lo segundo necesitas a un tipo capaz de hacer que la pelota caiga donde duele. Y no hay muchos.