Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Se va para salvar al Rey

04/08/2020

Llevaba más un mes dándole vueltas a su marcha de España. Una marcha temporal, en ningún caso definitiva. No se trata de partir hacia el exilio, como le exigían desde las filas de los partidos republicanos, sobre todo Podemos; ni de abandonar su residencia de La Zarzuela. Se va un tiempo, no se sabe cuánto, pero probablemente la duración la marcarán los procedimientos judiciales abiertos contra Corinna Larsen, cuya relación con D. Juan Carlos ha provocado los sucesos que este lunes han llegado a su punto más doloroso. Para la Familia Real y para los que apoyan al Rey Juan Carlos y a la Monarquía. Pero este lunes será el día que marcarán en el calendario, como un triunfo, los republicanos, sobre todo los que forman parte del gobierno. Que, por supuesto, no se conformarán con el anunció de D. Juan Carlos de que se va fuera de España: el Rey Felipe es el próximo objetivo.

D. Juan Carlos es consciente, perfectamente consciente, de los errores cometidos, pero también se duele de la falta de apoyos ya no solo hacia su figura, que tanto ha hecho por España, sino también de la falta de apoyos a la Corona y a su hijo. Se va precisamente para no dañar una institución a la que ha dado todo; como lo ha dado todo por su país, lo que se olvida cuando se ha puesto en primer plano una vida personal poco ejemplar y unas operaciones financieros también escasas de ejemplaridad. Aunque no son ciertas todas las operaciones que han ocupado tanto espacio en los medios de comunicación, algunas de ellas perfectamente diseñadas no solo para perjudicar la imagen del Rey Juan Carlos, sino para dar peso a quienes, incluso desde el gobierno, utilizan la falta de ejemplaridad de D. Juan Carlos para tratar de echar abajo, a continuación, el reinado de su hijo y la Monarquía. Un dato lo avala: una ministra, Irene Montero, la pareja de Pablo Iglesias y número dos de Podemos, hizo unas declaraciones en las que criticaba de forma demoledora el comportamiento de “los borbones”, dando por hecho que D. Felipe era como su padre.

A D. Juan Carlos le ha dolido en primer lugar que su comportamiento haya provocado una crisis tan grave y con tan serias consecuencias. Le ha dolido la brecha que se ha abierto entre él y su hijo; estaba convencido de que si sumaban esfuerzos, podía haberse encarado la situación de otra manera, asumiendo él las responsabilidades pero sin que la figura del Rey Felipe fuera puesta en cuestión. No por su comportamiento personal e institucional, impecable, sino porque hay todo un movimiento perfectamente diseñado que utilizaba los errores cometidos por D. Juan Carlos para poner en cuestión que la Monarquía fuera la forma de Estado adecuada para los tiempos actuales.

El movimiento tenía a Podemos como principal impulsor, porque hay más partidos republicanos pero han sido más respetuosos con la Constitución que el que abandera Pablo Iglesias. Una vez que entró en el gobierno, apenas ningún ministro socialista ha defendido la Corona con la fortaleza que debe defenderla un gobierno obligado más que nadie a respetar y hacer respetar la Constitución. Poco más que Margarita Robles pronunció alguna frase en ese sentido; las declaraciones del presidente Sánchez fueron abiertamente de compromiso y escasamente entusiastas. Lo que provocó que si algún socialista estuvo tentado de dar la cara por el Rey, no lo hizo. Con la excepción de Felipe González, que puso en valor el inconmensurable trabajo que hizo D. Juan Carlos para convertir una dictadura en una democracia y, durante el mandato de Felipe González, realizó importantes y delicadas gestiones en favor del gobierno.

Su destino

Hacía semanas que D. Juan Carlos había tomado la decisión de marcharse de España para que cesara la presión sobre el Rey Felipe. Presión que incluía al propio gobierno, con datos concretos que lo demuestran. Uno de ellos, la retirada a D. Juan Carlos de su asignación, que no figuraba en la carta inicial que D. Felipe envió a su padre antes de hacerla pública