Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Normalidad o agitación

02/05/2021

Si lo que pasado mañana se juega en Madrid es la disyuntiva entre fascismo o democracia, en caso de que no ganen los que la han formulado habrá que concluir que en España no estamos en una democracia. O ganan ellos, o el país está bajo el yugo fascista. Una muy poco democrática forma de ver la política, que se convierte en lema sobrevenido de la peor campaña electoral que se recuerda desde los años del dóberman, a la que le quedan afortunadamente sólo dos días de agitación, furia y rencor. ¿Qué tendremos después?. Las urnas lo dirán, pero las calles de la capital sólo estarán tranquilas si dicen una cosa muy concreta, como viene ocurriendo desde hace ya al menos dos décadas. Como viene ocurriendo en foros donde sólo habla quien tiene derecho a hacerlo, y si no lo creen vean cómo en la Universidad Complutense se ha suspendido esta semana la conferencia del líder opositor venezolano Leopoldo López por temor a que hubiera incidentes graves. ¿Altercados previsibles porque alguien hable en el templo de la palabra y el saber?. Tal vez el problema no es que ese alguien hable, sino lo que diría en caso de que ese nuevo totalitarismo no se lo impidiera: una enmienda a la totalidad de la ideología que sustenta a los vengadores del fascismo, ese enemigo inexistente al que sólo ellos ven.

Sobre el otro lema con el que hemos convivido estos días, socialismo-comunismo o libertad, cabe decir que es una simplificación que condensa en quince días de abril lo ocurrido durante un siglo en muchos países del mundo. ¿Exagerado en el presente?. Probablemente. Pero las tentaciones liberticidas siguen presentes en las fuerzas políticas de la izquierda española cuando se trata de permitir que los ciudadanos elijan colegio para sus hijos, la educación moral que quieren darles, la capacidad de decidir el médico que les atiende, qué precio poner por alquilar ese piso que es el patrimonio familiar tras una vida de esfuerzos, o hasta morirse sin dejar a los herederos un agujero en su bolsillo por el simple hecho de legarles una humilde herencia. Planteado como esquema binario en el que hay que elegir una de las dos opciones sin grises de por medio, me temo que la polarización de la sociedad española se ha encargado ya de colocar a ambos lados del sofisma a millones de españoles convencidos de sus ideas.

El día 3 el país se juega la normalidad o la permanente agitación callejera. Ni uno ni otro lema es más atinado que éste. Podrá haber sobres amenazantes como siempre los hemos visto, incluso en los tiempos en que llevaban en su interior explosivos de verdad y estallaban hundiendo su metralla en la carne de verdaderos demócratas. Pero nadie sobreactuará ni aprovechará políticamente semejante cosa para obtener los réditos que las encuestas o las urnas le niegan. Y eso ya ha ocurrido en la peor campaña que recordamos.