Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Hasta fundir los plomos

18/06/2021

Mentían los optimistas patológicos, convencidos de que el confinamiento abriría las puertas de Eros. Ni remediamos la claustrofobia en la cama ni la cercanía de la peste multiplicó las ganas de comernos a mordiscos. Al menos no sin paracaídas, pastilla o goma. El resultado, que adelantaba el jueves este periódico, son unas cifras lúgubres. La bomba de neutrones en tiempos de paz. Somos los japoneses de la UE. Con negocios chapados y parques tecnológicos vacíos. Yo, como las Vainica Doble, no cambio tu salmón por mi salmonete, aunque me enloquece el sushi. Pero sin necesidad de sublimar panoramas ajenos, mejores y más confortables cuanto más lejos, vamos camino de encerrarnos en una burbuja de crecimiento abisal, rumbo al cero absoluto demográfico. En 2020 la comunidad de Castilla y León sufrió 22.543 más muertes que nacimientos. Arrojamos el peor saldo vegetativo de España. En Valladolid las cifras de muerte son las más altas desde la posguerra. Nacen tres veces menos niños que en los setenta. Una de cada cuatro personas está en edad de jubilarse. Los niños con ambiciones, máster y estudios superiores, hacen el petate con destino Madrid, aspiradora de todas las Españas tras el desistimiento de una Cataluña grogui con sus juegos de guerra y sus sueños tóxicos. Pero el declive no es nuevo. Tampoco un invento del coronavirus. La España vacía diagnosticada por Sergio del Molino mantiene su pulsión suicida desde antes de que nadie acunara a los abuelos de nuestros abuelos. Los castellanos y leonés, odiados por los separatistas, con zumbados en favor de la secesión incluso en León, acumulan siglos de progreso hacia la nada. Avanza como aquella acumulación de silencio, miedo y ruina que devoraba el reino de la historia interminable. El Covid-19 ha acelerado un proceso multifactorial, posiblemente imparable, que deshuesa la sístole geográfica y potencia las megalópolis y las periferias con vistas al mar. Hasta que el deshielo de los polos pronosticado por Greta cambie las tornas. No hay mal que por bien no venga, dicen que dijo el verdugo.