Julio Valdeón

A QUEMARROPA

Julio Valdeón

Periodista


Whitman en Simancas

19/11/2021

Primero abandonaron el barco Domingo Criado y Gabino Gaona. Después le llegó el turno al chileno valiente, Jorge Vidal. Ahora sigue sus pasos Cuadrado Lomas, 90 años a contracorriente, que hizo siempre lo que quiso. Alguien que nunca pidió permiso para hacerlo ni mendigaba favores. Pintor de soledades, de paisajes geométricos, de lomas y páramos sin interferencias, de colores rotundos, silencios negros, palomas con ceniza y cielos pesados, de piedra o agua, cristal sin tregua, el hombre que recordaba a Walt Whitman dice ciao. Renunció al premio cuando le dieron el Castilla y León de las Artes y descubrió que le habían quitado el cheque. Con fatigada demagogia, nuestros políticos, tan atentos al soplar del viento, dejaron el diploma pelado, sin un maldito euro que echarse al coleto. Los mandó a freír gárgaras, penúltimo retratista de un campo cada día más huérfano.  «Que suspendan el premio», dijo entonces, «pero que no hagan el ridículo, porque entonces me siento discriminado. Lo que no puedo hacer con los años que tengo es el tonto». Desaparece el barbado campeón de un grupo, el de Simancas, todos herederos de unas vanguardias que Lomas iba a pintar con gotas sombrías, al combinar un expresionismo más o menos abstracto, que sólo lo era si te sumerges en el óleo, fiesta de colores, fantasmas de pinos, chopos de álgebra, sin reparar en las figuras que lo vertebran. Igual que a Josep Pla, a Cuadrado Lomas le interesaba el campo transformado por la mano encallecida del hombre; no los montes salvajes sino los remansos de vida ordenada por la inteligencia y el trabajo callado. Como dije alguna vez, teníamos en Valladolid a un grupo salvaje, buenos tipos que además pintaban como Dios, ajenos a modas y galeristas. Cuadrado Lomas fue uno de ellos. Nadie nos quitará lo mucho que le debemos.