Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Un viaje a California

05/12/2021

Se dijo del anterior presidente del gobierno durante muchos años que tenía la costumbre de dar siempre la razón al interlocutor que tuviera delante, aunque contradijera lo hablado con otras personas e incluso su propia opinión personal. Era el vicio de Rodríguez Zapatero de asentir siempre fuera cual fuera la exigencia que le realizaran. Lo simbolizó aquella frase nefasta para la historia reciente de nuestro país, que le espetó a Maragall en un mitin en Barcelona: "Tranquilo, Pascual, que aprobaré el estatuto que apruebe el Parlament". Y lo hizo. Pero ahora estamos asistiendo a la versión 3.0 de aquella falsa condescendencia de Zapatero, y con Pedro Sánchez estamos comprobando el valor de la palabra de un presidente al que, según lo dicho por alguien recientemente, lo extraño es que les diga a sus interlocutores la verdad, ya sean empresarios, colegas de otros partidos o los propios ciudadanos.

El presidente viajó a California el pasado mes de julio para llevar a cabo un par de jornadas de visita a las multinacionales tecnológicas y audiovisuales más importantes del planeta. En la etapa que le llevó a Los Ángeles, se vio con directivos de Netflix, HBO, Disney y Warner. Les garantizó que en España sus inversiones serían recibidas con gran aprecio y aseguró que las condiciones para invertir aquí serían las mejores que pudieran encontrar en Europa. No habían pasado cuatro meses de su visita californiana, y Sánchez ofrecía ya a sus socios independentistas un acuerdo para lograr su apoyo a los presupuestos que suponía traicionar la palabra dada a las plataformas audiovisuales americanas, porque imponía trabas a su actividad en una región como Cataluña. El cabreo en Sunset Boulevard, la sede de la potente compañía Netflix, resonaba desde las costas de la isla Catalina y desde el valle de San Fernando cuando les llegó la noticia. Aunque uno nunca debe fiarse de las apariencias, como con Zapatero: una vez analizada la directiva europea que prohíbe expresamente regular cuotas de actividad de ningún tipo a empresas radicadas en otros países, el equipo de Moncloa cambió la víctima de su engaño y aprobó la Ley Audiovisual sin incluir el compromiso adquirido con los chicos de Rufián, que pasó a convertirse entonces en la novia engañada tras haber pasado por el altar de un acuerdo político para votar sí a los presupuestos que le dan al PSOE el billete con destino en el final de la legislatura.

El asunto no pasará a mayores y permitirá a los de siempre lograr todavía más contraprestaciones a su radicalismo apoyado en la necesidad de sus votos. Pero una vez más, saca a la superficie la fiabilidad de las negociaciones y los compromisos.