Pablo Álvarez

ZARANDAJAS

Pablo Álvarez

Periodista


La salud para maquillar impuestos

08/11/2020

Que una subida de impuestos tiene mala reputación es de primero de política y por eso nuestros dirigentes tratan de maquillarlo con la búsqueda de causas mayores para defender la creación de nuevos tributos o subir los existentes. ¿Afán recaudatorio, yo? ¡Si lo hago por tu salud! Qué mejor causa que la salud en unos momentos en los que todos tememos perderla.

Puro maquillaje y afán recaudatorio. Eso es lo que hay detrás de la subida del IVA a las cocacolas, a las fantas y a las gaseosas o del ‘dieselazo’. Dos productos de consumo generalizado en nuestra sociedad, a los que una aplicación de nuevas fórmulas tributarias reportará unos ingresos para hacer frente al desaforado gasto público.

En el caso de los refrescos, el argumento de la subida es su elevada concentración de azúcar y el Gobierno los culpa del sobrepeso infantil, juvenil y adulto. Quizás sea por mi miopía, pero no veo a padres que atiborren a sus hijos de fantas y cocacolas sin cafeína a diario como para justificar por esta única vía la gordura de nuestros pequeños.

Puestos a encontrar un factor de mayor impacto en el engordamiento social, creo (previa consulta con pediatras y nutricionistas) que tiene más impacto los videojuegos o las series televisivas que las mirindas. Si el Gobierno quiere realmente atajar la obesidad, puede empezar por gravar al Minecraft, al Mario Bros o al FIFA21 o ponernos a todos un petardo en el culo que estalle si a media tarde no hemos llegado a los 15.000 pasos.

¿Por qué las cocacolas y no los bollycaos? ¿Por qué las fantas y no los tigretones? ¿Por qué las trinas y no los pepitos o las palmeras de chocolate? Si la alta concentración de azúcar perjudica nuestra salud, la perjudicará siempre, no solo en estado líquido, ¿no?

El nuevo tributo a las bebidas azucaradas asocia el azúcar con algo maligno, pero su maldad está en el exceso no en el consumo. Como en todo, la moderación es la clave y nadie le amarga un dulce, pero si te comes una caja de bombones tienes empacho seguro.

Con estas subidas de impuestos, al tiempo que el Gobierno maquilla su voracidad recaudatoria, también coloca cuernos y cola de diablo a cada terrón de azúcar, sin pensar en las consecuencias que esto tendrá en sectores económicos ya de por sí castigados en nuestra tierra, como es la agricultura y el cultivo de la remolacha.

PD: He estado tentado a decir que pongan un impuesto a los sofás, tresillos y chaise longes, pero no quiero dar ideas, por el riesgo de que la voracidad recaudadora se cebe con otro sector ya más que tocado.