Martín Fernández Antolín

La voz del portavoz

Martín Fernández Antolín

Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valladolid


Más de cien mentiras

03/12/2021

Tenía razón Sabina cuando cantaba que «es mentira que más de cien mentiras no digan la verdad»; lo que no sabía el de Úbeda es que esto también se aplicase a nuestra política municipal. El equipo de Gobierno ha repetido una y otra vez que presentan unos presupuestos para la recuperación, expansivos, pensados para el futuro… y así hasta cien mentiras que no dicen la verdad ni sueltas ni en conjunto. ¿Por qué soy tan duro, se preguntarán los lectores? Muy sencillo: porque son unos presupuestos vacíos de esperanza para la recuperación del tejido social y productivo, ayunos de modelo de Ciudad y plenos de ideología estéril, que nada tienen que ver con los que el curso pasado contenían las líneas naranjas y menos aún con la verdad. Cuando el equipo de gobierno afirma que en ellos se contiene la segunda dosis para la recuperación económica, uno se plantea ir a ese vacunódromo; ¿no me creen? Se habla de conjugar austeridad y expansión para el estímulo económico, pero ¿saben cómo se traduce eso en un lenguaje que podamos entender todos? En una pérdida de atención en asuntos que son de primer orden en las necesidades que tienen los vallisoletanos. Claro que es posible equilibrar expansión y austeridad, por supuesto que sí. Ustedes, en sus casas lo han hecho, lo hacen y lo harán restando de lo superfluo y dedicando ese dinero a lo fundamental. Entre el gasto del inicio del curso escolar y el de las vacaciones familiares, usted ha preferido pasar tres días de vacaciones en lugar de una semana para afrontar septiembre; ahora está usted pensando en cómo organizar las fiestas de Navidad para que la cuesta de enero sea menos empinada. Ésa es la base de cualquier economía, tanto doméstica como municipal: priorizar para poder progresar en bienestar, distinguir entre lo que es apetecible y lo que es oportuno. ¿Pues sabe lo que plantean estos presupuestos? Justo eso, quedarse con lo apetecible políticamente para dejar de lado lo oportuno para los vallisoletanos. De nuevo, ¿cómo se traduce esto? En más inversión en movilidad y en la protección del medioambiente y menos en educación o en vivienda, por poner tan sólo dos ejemplos. Ése es el estímulo económico que nos plantean.
Estos presupuestos pueden ser más cuantiosos que los del año pasado, como es el caso, pero no más justos o mejor dirigidos a los que más lo necesitan. Si evaluásemos el interés en los vallisoletanos por la mejora respecto al presupuesto del año precedente, el de 2021, con las líneas naranjas, las de Ciudadanos, mejoraba en 54 programas al de 2020 y el de 2022, precisamente el año en que no hay una regla fiscal que aplicar, en sólo 29 al que suscribimos. ¿Son estos unos presupuestos mejores? No, son la madre de todas las mentiras.
Basta con mirar los programas y las áreas que más crecen y las que más menguan para darse cuenta de la intencionalidad partidista que encierran estos presupuestos: más propaganda y menos consolidación de la recuperación económica y social que iniciaron los presupuestos de las líneas naranjas. Estos son unos presupuestos en los que no se puede creer porque no están pensados en la Ciudad ni en los vecinos, sino dictados por los tambores electorales que ya anunció que escuchaba el Alcalde. Así que, permítanme que remate con otra de Sabina y cerramos el círculo. Para no apoyar estos presupuestos nos sobran los motivos.