El Real Valladolid vivió el domingo una situación desconocida hasta el momento con Sergio González en su banquillo: acabar con un jugador menos por expulsión. El Pucela no se encontraba en esa tesitura desde el 31 de marzo de 2018, cuando Kiko Olivas tuvo que abandonar antes de tiempo el terreno de juego por doble amarilla en un encuentro ante el Reus.

Desde entonces, trece encuentros ligueros en Segunda (Liga regular y playoff), más 38 en la temporada 2018-19 en Primera; otros 38 en la pasada 2019-2020 y seis de la presenta, para sumar 95 encuentros sin expulsados, a los que habría que añadir 7 de Copa del Rey.

Hasta que este domingo, Munuera Montero, con ayuda de la sala VAR, decidió que la acción del penalti de Nacho sobre Lucas Pérez merecía la roja directa y no la amarilla.