Valladolid recupera su ritmo

ICAL
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La reapertura de las terrazas y del pequeño comercio y las buenas temperaturas hacen que la ciudad luzca en su debut en fase 1 una imagen cada vez más próxima a la que tenía hace un par de meses

Valladolid recupera su ritmo

Luce el sol en la ciudad de Valladolid en el primer día de la fase 1, un momento muy esperado por muchos en lo que supone el inicio de un proceso en el que parece que se empieza a ver la luz al final del túnel. Atrás quedan más de dos meses de duro confinamiento que desde hoy se alivia con medidas como la reapertura de las terrazas o de pequeños comercios que no lo habían hecho hasta ahora. Y aunque por delante todavía hay mucho camino por recorrer en una nueva realidad, la imagen de la ciudad poco a poco se va recuperando y la vida vuelve a fluir por las calles, en especial las más céntricas, aunque son muchos los elementos que se aprecian de una nueva realidad que, por ahora, viene para quedarse. 

 

De camino al centro de la ciudad, algunas terrazas asoman tímidamente mientras otras permanecen agrupadas en columnas esperando una apertura que se desea próxima. Junto a la estación de autobuses, cuatro mesas están ocupadas por ciudadanos que no han querido esperar a tomar un café aprovechando el buen tiempo. “Se está de maravilla y teníamos muchas ganas”, reconoce una joven. Junto a ella otra persona que espera que este sea el primer paso de la recuperación de cierta normalidad tras la pandemia. 

 

A medida que se llega al centro, la actividad que se percibe es mayor. Los sonidos son más intensos que hace solo unos días, como también el tráfico y el número de personas que transitan por las calles. Una zona habitual de terrazas, como es la acera de Recoletos aparece sombría a primera hora de esta mañana y con sillas y mesas aún apiladas. Algunos locales no tienen previsto abrir al público a pesar de poder hacerlo, y otros lo harán más tarde. En uno de ellos ya trabajan en las medidas de seguridad. “Al 50 por ciento de la capacidad” informa uno de los trabajadores, mientras otro se afana en colocar las plantas de acceso al local. 

 

También en esa zona, algún restaurante informa de las normas que hay que seguir a partir de ahora, tanto de higiene como de atención, así como de los horarios o de la imposibilidad de acceder al local. “Le sacaremos la comida nosotros”, reza un cartel en la puerta de uno de los establecimientos de comida rápida. En los alrededores, muchas furgonetas de reparto y voces que transitan entre risas y conversaciones, muchas de ellas relacionadas con la incidencia de la pandemia. 

 

PLAZA MAYOR

 

Pero el epicentro de la actividad en lo que a la recuperación del trabajo en las terrazas se encuentra en la plaza Mayor, donde la mayoría de terrazas permanecen llenas de gente. “Había que volver”, explica a Ical una joven acompañada de una mujer, bien protegida con pantalla y con una bolsa de un establecimiento de ropa. “Teníamos que salir porque desde marzo encerradas, no teníamos ropa” aunque piden ir “poco a poco”. 

 

En otra mesa próxima otras dos mujeres trasladan “un poco de perplejidad” por la imagen que se aprecia este lunes aunque reconocen que “la normalidad está ahí y la hemos encontrado”. Una de ellas asegura que, la posibilidad de sentarse en una terraza ofrece “la sensación de no sentirte delincuente, de volver a salir a la calle con toda la libertad y los derechos” por lo que dijeron estar “en la gloria”. 

Mientras, los camareros corren de un lado a otro para atender a los clientes. “De momento está animado y veremos luego qué tal va todo, sobre todo que no haya un rebrote”. Para evitarlo, se cuenta con las pertinentes medidas de seguridad que, además de la distancia y el uso de mascarillas, pasan por una mayor higiene. Eso se aprecia en otra terraza, donde tres personas deciden cambiar de mesa porque en la que eligieron en un principio da mucho el sol, algo de lo que informaron a la camarera. “Pueden hacerlo, claro que sí, pero ahora tengo que limpiarlo, porque aunque no han tocado nada, se han sentado”, aclaró. 

 

Y aunque algunos aprovechan esta primera jornada de terrazas y de buen tiempo, no todos ven en esta fórmula para los bares la mejor opción. “Yo soy más de barra, así que se me hace raro no poder entrar al local, pero hay que adaptarse”, reconoce. También un grupo de amigos se reúne en torno a la mesa y con un buen café e, incluso alguno, acompañado de un cruasán. “Se te hace un poco raro estar con la mascarilla, pero tendremos que acostumbrarnos” pero reconocen que tenían ganas de volver a encontrarse, porque ahora está permitido reunirse hasta diez personas. “Sobre todo cuando ves que somos los últimos”, añaden. 

 

CALLE SANTIAGO

La calle Santiago presenta también una imagen de total actividad, propia de un día laborable a primera hora de la mañana, con comercios preparados para recibir a los clientes. Sin embargo, en el ambienten se aprecian los cambios que se traducen sobre todo en los carteles que pueden leerse a la entrada de todos los establecimientos, con las medidas de seguridad y de higiene que hay que guardar, además de las colas para acceder a los locales, largas en algunos casos como los bancos, o las mascarillas, que se han convertido en un elemento habitual. 

 

Otra zona de intensidad en la actividad hostelera se encuentra en torno a la plaza España, hoy con una actividad muy intensa junto a las obras de peatonalización de la calle Claudio Moyano. Junto a ellas, en el café Victoria su propietaria casi acaba de levantar la trapa para atender a los primeros clientes aunque reconoce que sus expectativas son “muy negras” a pesar de lo que “hay que arrancar de alguna manera”. Esta cafetería se ha visto obligada a recortar el número de mesas de su terraza aunque en los próximos días espera poder ampliarlo porque cuentan con el beneplácito del Ayuntamiento. “La terraza siempre la he tenido cortita, mi negocio es el local, que aunque es pequeño, tiene mucha fama para cafés y copas por la noche”, algo que por ahora “está cortado”. 

 

Y con muchas ganas trabajan también en una cafetería de la plaza España, igualmente con menos mesas para guardar las distancias de seguridad, pero por el momento con mucha gente. “La gente está deseosa de empezar y nosotros más”, reconoce uno de sus camareros, que asegura que por ahora “la respuesta es buena”, algo a lo que sin duda contribuye el buen tiempo. Su horario cambiará en estos primeros días y se adaptará a la afluencia de gente, pero si algo es fundamental y ya se ha convertido en un cambio para quedarse es la higiene. 

 

“El baño está abierto para los clientes” que podrán acceder “de uno en uno” además de que se han instalado geles y se tienen que limpiar “un mínimo de seis veces al día”. Y pese a las ganas, muchas personas aún tiene recelos. “Existe miedo y hay gente que pregunta si se puede sentar ya” porque la realidad ha cambiado y todo indica que, al menos en los próximos meses, esos cambios han venido para quedarse.