"Nadie sabe quién ha inventado esa pastilla que les salva la vida"

Agencias
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Apasionada y entregada a su profesión, ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y el BBVAFronteras del Conocimiento por ser una de las científicas cruciales en el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19

"Nadie sabe quién ha inventado esa pastilla que les salva la vida" - Foto: LUIS TEJIDO

Ha creado junto a otros científicos dos tecnologías que unidas han impulsado las terapias de ARN mensajero, que permitió el rápido desarrollo de vacunas como las de Pfizer y Moderna. Un hito que hizo que Katalín Karikó recibiese en 2021 el Princesa de Asturias de Investigación Científica y este mismo año se alzase con el Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina junto a Drew Weissman y Robert Langer por su hallazgo.

Aunque sus investigaciones han servido para salvar millones de vidas, no es una heroína, ni tampoco lo pretende, lo son «los médicos, las personas que trabajaban en los hospitales, desde los limpiadores a los enfermeros, que pusieron su vida en riesgo durante tanto tiempo ante una enfermedad infecciosa para la que no había vacuna ni nada».

Nacida en Hungría hace 67 años, descubrió junto a Weissman cómo modificar las moléculas de ARN mensajero para usarlas como agente terapeútico y Langer ideó la técnicas de encapsulación con nanopartículas que permiten introducirlo en el cuerpo.

Su vida da para un libro; de hecho, dice que en Japón ya hay dos. En 1985 emigró a Estados Unidos con su marido, su hija de dos años y 1.000 dólares escondidos en un osito (en época comunista en Hungría no se podían sacar más de 100).

La catedrática de la Universidad de Filadelfia y vicepresidenta de BioNTEch, que junto a Pfizer desarrolló una de las vacunas para combatir el coronavirus, pasó décadas trabajando en la técnica del ARN mensajero, pero nadie creía en ella y durante años no dispuso de financiación, aunque no cejó en su empeño.

Habla con pasión de su trabajo y la curiosidad está siempre presente en su vida, quizás por eso, mientras le hacen fotos, señala las vidrieras para destacar su belleza o se agacha para tocar y ver de cerca las aplicaciones de metal de la escalera. 

Ahora que hay miles de millones de vacunados contra la COVID en todo el mundo, ¿podemos decir que ya hemos salido de esta?

Si solo tuviéramos la variante original de Wuhan (donde se originó en China) estaríamos totalmente protegidos, pero tendremos que generar nuevas vacunas para las diferentes variantes si no podemos proteger con la original, aunque parece que las dosis de refuerzo con la vacuna original nos está protegiendo.

Pero con la técnica del ARN mensajero es fácil hacer nuevas vacunas si fueran necesarias. No vamos a volver a la situación de 2020.

Ahora, si alguien se infecta simplemente le duele la garganta, no muere como hace dos años, aunque los no vacunados pueden tener riesgo.

¿Nos tendremos que poner una nueva inyección cada año?

No lo sabemos aún. Los expertos apuntan a que probablemente haya que revacunarse cada temporada como con la gripe. 

Usted ha dicho que la técnica de ARN mensajero es una revolución biomédica en ciernes, ¿para qué se está investigando ahora?

Se están ampliando las aplicaciones de vacunas a virus para los que no hay como el VIH, el citomegalovirus y respiratorios. Vamos a intentar también vacunas para la tuberculosis y la malaria y este año se desarrollará un ensayo clínico para buscar una contra el herpes. Hay otros usos terapeúticos, por ejemplo BioNTech está estudiando uno para el cáncer. Antes de la vacuna para combatir el coronavirus ya se estaba usando para insuficiencia cardíaca y otras investigan terapias génicas para la amiloidosis.

Con todas las dificultades que ha tenido que superar, ¿qué significan para usted palabras como fracaso o renuncia?

Ser un emigrante en Estados Unidos hace que tengas que atravesar muchas dificultades y no te rindes, no renuncias fácilmente porque ya has renunciado a mucho para poderte establecer allí.

Tienes que creer en ti misma, porque cuando nos fuimos teníamos 1.000 dólares y un billete solo de ida, estás metido hasta el cuello y tienes que hacer todo lo que puedas para salir adelante, no eres una persona que se rinde fácilmente.

A pesar de las dificultades, yo tenía una vida muy feliz en el laboratorio, me encantaba experimentar y averiguar cosas. Es algo muy divertido.. 

¿Es verdad que en ocasiones le dedicaba tanto tiempo que dormía bajo la mesa del despacho?

Lo hice varias veces en una época en que mi familia estaba en Filadelfia y yo trabajaba fuera. Estaba hasta las nueve de la noche en la biblioteca y luego al laboratorio. Durante nueve meses dormí en la casa de unos amigos o también en el despacho.

Luego en Filadelfia con mi familia, alguna Noche Vieja o Año Nuevo, de pronto se me ocurría algo y tenía que ir al laboratorio, no podía ponerme a cocinar cuando tenía la idea en la cabeza de que iba a conseguir algo. Siempre estaba pensando en nuevas ideas me hacía preguntas, una tras otra, y eso te pone mucho las pilas. 

¿Qué es la ciencia para usted?

Lo es todo. Me gusta leer publicaciones de los años 60, en los que había menos datos que ahora, pero mucha más reflexión. Me gustaría poder abrazar a las personas que escribieron con tanta pasión sus artículos, aunque la mayoría ya están muertos. 

Poca gente conoce a los científicos que han hecho posibles las vacunas o a otros que con sus trabajos también salvan vidas.

Sí, eso habrá que cambiarlo. La gente toma por las mañanas una pastilla que le va a salvar la vida y no se plantea quién la habrá inventado, pero luego están las Kardashian a las que todos conocen y te preguntas, qué han hecho ellas y no han hecho nada.

Las personas no se preguntan quién ha descubierto algo, pero es que ni vosotros, los periodistas, ni nosotros los científicos lo hemos comunicado, pero deberíamos hacer algo al respecto.