La precipitación en la convocatoria y la presión de protagonizar el foco de la política nacional ha marcado el planteamiento de la campaña electoral de las elecciones autonómicas del 13-F, según coinciden varios expertos en comunicación política consultados por El Día de Valladolid. De hecho, todos apuntan que esto ha propiciado un giro en la recta final para centrarse más en los problemas locales y frenar la importante abstención que pronostican las encuestas.
«Hay una situación de fatiga pandémica y de percepción política, también en los partidos. Yno están sabiendo movilizar y generar ilusión, ni tampoco explicar el concepto del cambio que es transversal a todos los partidos», explica Imelda Rodríguez, doctora en Ciencias de la Información y experta en imagen política. Y eso se puede aplicar a la campaña del PP, que considera que no ha trasladado bien, en beneficio concreto de sus políticas, por centrarse demasiado en lo nacional. «No era conveniente porque hay problemas concretos. Y por eso han corregido el enfoque», reitera. La misma línea apunta Pablo Berdón, investigador de la UVa. «Ha existido una disociación entre la campaña y los problemas reales». Un error que se aprecia en el PP y que considera que le ha hecho parecer, en algunos momentos, un partido de oposición. «Proponen cosas nuevas y no han defendido su modelo de estos 35 años». Un giro de enfoque de los 'populares' que les ha llevado a pedir «el voto masivo porque no las tienen todas consigo», según vislumbra Patricia Zamora, investigadora de la UVa.
Los expertos enumeran también varios errores en la caravana socialista. «Era importante que Tudanca mostrara su carácter presidenciable, pero le ha faltado explicar los cómos del cambio que propone para llegar a la Junta», considera Rodríguez. «Tudanca no ejerce de un líder firme, se achica y para movilizar el voto necesita dar ilusión», detalla Berdón. «Juega con una idea de proyecto acabado para la búsqueda del cambio», recalca Zamora.
La campaña también ha sido compleja para Ciudadanos que, además, se ha visto afectado por el positivo de su candidato. «La gran baza era explicar su papel para controlar el poder y justificar la necesidad de su partido», reitera Rodríguez. Zamora, por su parte, ve que quieren «quitarse la mala imagen que ha supuesto ser compañero de legislatura del PP, pero también aprovechar el buen tirón de su buen hacer en pandemia». «Igea ha tenido que salvar los muebles, pero juega con la baza de que su comunicación es la más natural de todas», detalla Berdón.
Mención aparte merece el caso de Vox. «Juegan en otra liga desde el punto de vista estratégico. Su voto es visceral y necesita un menor razonamiento», reitera la experta en imagen política. «Lo que han valorado es dirigirse al antiguo electorado del PP. Usan la estrategia de llevarlo todo al ámbito nacional, algo muy propio de los populismos», apunta el investigador de la UVa. «Su puesta en escena tiene mucho que ver con el líder nacional y tienen propuestas comodín, que se pueden aplicar en cualquier región», matiza Zamora.
Encuestas y debates. El factor inédito de unas elecciones autonómicas aisladas de las municipales y la volatilidad de las encuestas hace que los expertos se muestren muy cautos en sus pronósticos de resultado «porque no se sabe qué va a pasar».
Y lo mismo sucede con el efecto de los dos debates electorales celebrados en campaña. «Han intentado traspasar las fronteras regionales», destaca Bendón. Para Rodríguez ha sido una «oportunidad» para demostrar que tenían una «actitud de escucha y demostrar que estaban preparados para colaborar a resolver los problemas planteados». Pero lo que no se atreven a pronosticar es su efecto en el voto. «Estos debates ayudan a los indecisos a decidir el sentido de su voto», concluye Zamora.