Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


5-M

04/05/2021

Hoy están votando los de Madrid, pero parece que votamos todos. O eso dicen los entendidos, que llevan semanas y semanas asegurando que los resultados de las elecciones madrileñas tendrán impacto nacional y determinarán no sé cuantas cosas para el futuro de este país. Así que, consciente de mi responsabilidad, intenté empadronarme en Vallecas o en el barrio de Salamanca, me daba igual. No me dejaron. Me sentí un Toni Cantó cualquiera y envidié a Javier Maroto, que hoy es portavoz del PP en el Senado tras engordar el menguado censo de Sotosalbos (Segovia) y, por tanto, poder ser elegido representante de Castilla y León en la Cámara Alta. El rechazo a mi solicitud no menguó mi interés por lo que se decía y hacía en la precampaña, la campaña, los debates (cuando los hubo) y demás. Y, sinceramente, cada día iban creciendo mi desconcierto, mi frustración y mi rabia. A la vista del enconamiento, la crispación, el enfrentamiento y el odio que se apoderaban del ambiente, me repetía, casi sin proponérmelo, la famosa pregunta de Vargas Llosa en ‘Conversación en la Catedral’: «¿En qué momento se jodió el Perú?» No supe responderme. Tan solo me acordé de un viejo dicho: «Entre todos la mataron y ella sola se murió». Nadie está libre de responsabilidad en este deterioro, en este aumento insoportable del rencor, en esta división cainita que parece alejar toda posibilidad de consenso, de entendimiento. El cierre, el domingo, de la campaña no hizo sino confirmar las peores sensaciones. Me temo que ayer, día de reflexión, se reflexionó poco. Y me temo también que la campaña y todo lo que la precedió no ha servido más que para encanallar la situación hasta extremos insoportables. Todo el pescado estaba vendido desde antes de comenzar los exabruptos. Ahora las preguntas son otras: ¿qué pasará mañana?, ¿nos traerá algo positivo el 5-M? Y no lo digo por si ganan unos u otros, sino por si son capaces de aliviar la tensión, de tender puentes, de pensar en la gente. Lo pide un ciudadano que ha acabado tan harto de lo de Madrid que solo quiere que pasen página y dejen de insultarse e insultarnos a todos, también a los de esta tierra, aunque no votemos hoy.