El Fundación Aliados se trajo una victoria de la difícil cancha del Econy Gran Canaria gracias a la buena defensa realizada, sobre todo, en la segunda mitad, con la que los vallisoletanos pudieron controlar a los artilleros del cuadro insular -Salazar y Ramonet-. Eso les permitió dominar el rebote en momentos importantes para asegurar los puntos, tras un encuentro muy igualado y en el que el cuadro morado se mostró algo espeso en la faceta ofensiva.

Los de José Antonio de Castro eran conscientes de que el conjunto canario suele hacerse más fuerte en su feudo, y que además llegaba con una importante dosis de moral, tras lograr el pase a la siguiente fase de la Champions, y clasificarse también para la Copa del Rey. Por eso trataron de imponer el ritmo de juego desde el inicio, y se centraron en frenar a los jugadores rivales más destacados, aunque la defensa no tuvo la intensidad esperada, y se llegó al descanso con un apretado 31-32.

El balance defensivo no había sido el mejor, lo que aprovecharon los insulares para sorprender a los vallisoletanos en el contraataque, pero estos aprendieron bien la lección y, tras la reanudación, apretaron los dientes e intensificaron la presión, lo que otorgó mayor dominio al Fundación Aliados, y les aportó más tranquilidad y seguridad en el juego.

Esta templanza, a pesar de algunas precipitaciones en fases puntuales, hizo que se afrontara el último cuarto con cierta comodidad, pero sin bajar los brazos en ningún momento. De hecho, no solo no hubo relajación, sino que se dio un último arreón para buscar la mejor versión del equipo, ante un rival que demostró una gran capacidad de lucha, pero que dependió en demasía de Salazar y Ramonet. Al final, un 56-65 muy alejado del tanteo del primer encuentro de liga (76-47), lo que evidencia la progresión de Gran Canaria y la fortaleza que halla en su cancha.