Garzo rinde su particular homenaje a 'Las mil y una noches'

D.V.
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Galaxia Gutenberg publicará el próximo 8 de septiembre el libro, donde el vallisoletano intenta "recuperar esa vieja magia que hay en el arte de contar"

Gustavo Martín Garzo. - Foto: Ical

El escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo rinde su “personal homenaje” a ‘Las mil y una noches’ con la publicación de ‘El árbol de los sueños’ (Galaxia Gutenberg, 23,50 euros), que llegará a las librerías españolas el próximo 8 de septiembre, coincidiendo con el día de la Virgen de San Lorenzo, patrona de su ciudad natal. En esta nueva obra, el Premio Nadal pretende “recuperar esa vieja magia que hay en el arte de contar” a través de la narración que una madre hace a sus dos hijos cada noche de diferentes historias.

En una carta abierta a los libreros recogida por Ical, Martín Garzo señala que ‘El árbol de los sueños’ es “un proyecto muy antiguo”, que tiene que ver con su “fascinación” por ese “libro de los libros” que es ‘Las mil y una noches’. “Es un libro sobre el deseo, su esplendor y su condena; un libro sobre el amor y las mujeres. El mundo masculino es el mundo de la identidad; el de lo femenino, el de la heterogeneidad. Los hombres quieren poseer, las mujeres hacer hablar a las cosas. Eso es escribir para mí: que la vida se transforme en palabras”, resume.

En ese escrito, el Premio Castilla y León de las Letras confiesa que le gustaría que esta nueva novela fuera “como uno de esos cofres que, en las fábulas, flotan en las aguas del tiempo y donde se guarda algo vivo y desconocido. Y que leerlo fuera darle nuestra propia sangre por alimento”. “Sé que es absurdo esperar algo así, pero ¿qué puede esperarse de alguien que escribe libros sino que pida cosas absurdas?”, confiesa antes de recordar que Rosa Chacel dijo que escribir era el deseo de irse por los tejados para explicar que ‘El árbol de los sueños’ “ha sido escrito al dictado de ese deseo insensato”.

En un vídeo promocional de la novela, difundido por la editorial, Martín Garzo recuerda que Lawrence Ferlinghetti dijo que un poema es un espejo que pasea por una calle desconocida, y apunta que eso precisamente quieren ser las historias que se cuentan en su nuevo libro, con las que pretende conducir al lector “a lugares olvidados de nosotros mismos”.

“Estamos olvidando el maravilloso mundo del relato y creo que hacemos mal. Los relatos son mucho más importantes que las novelas, porque las novelas hablan de lo que somos, mientras que los relatos hablan de lo que nos falta y, al hacerlo, nos entregan una segunda vida, esa vida que tal vez no pudimos o no nos atrevimos a vivir. Eso he querido hacer yo en ‘El árbol de los sueños’, recuperar esa vieja magia que hay en el arte de contar. Un personaje de William Faulkner dijo que nunca renunciaría al loco mundo que conocemos a pesar de su infinita tristeza, y esa ha sido mi sola búsqueda al escribir este libro: generar toda la locura y toda la belleza del mundo”, sentencia.

En ‘El árbol de los sueños’, una madre les cuenta historias a sus dos hijos cada noche. Son historias que ha ido escuchando a lo largo de sus viajes, ya que a pesar de su juventud ha recorrido gran parte del mundo. Historias donde las cosas soñadas conviven con naturalidad con las reales, hasta el punto de que no es fácil distinguirlas entre sí.

En ellas se habla, por ejemplo, de una reina que visita a Salomón para que le ayude a completar un poema cuyo primer verso ha soñado su hermana poco antes de morir, de los eunucos que entretienen a las esposas del faraón en la Casa de la Vida, de héroes griegos que prefieren las delicadas ropas de las doncellas a las armaduras de los guerreros, de un libro perdido donde se explica cómo resucitar a los muertos, de una joven que se enamora del más cruel de los bandidos, de un ser deforme que acoge en su cabaña a una niña muerta, de muchachos que se transforman en ciervos, de ángeles que descienden a la tierra atraídos por la belleza de los seres humanos, de árboles misteriosos cuyos frutos tienen el poder de devolver a quien los prueba la memoria del cuerpo que tuvimos en el paraíso.