Un tercio de los vallisoletanos aún no tiene la tercera dosis

A. G. Mozo
-

La inoculación de la vacuna de refuerzo apenas ha avanzado en los últimos tres meses, desde que se suprimieron las restricciones, con una especial desafección entre las personas de 20 a 40 años

Vacunación en el Centro Cultural Miguel Delibes. - Foto: J. TAJES

Valladolid afronta ya la que sería su séptima u octava desescalada de la pandemia, tras alcanzarse estos días el pico de una última fase que ha tocado techo con números algo más severos que los que hubo en mayo –y que, entonces, también se ganó el apelativo de séptima ola– pero nunca comparables a los que dejaron las seis ondas pandémicas previas. Pese a ello, los tres hospitales han soportado en este inicio de julio un ritmo de ingresos que no se había visto en estos casi cuatro meses de vida sin (apenas) restricciones, dejando un ritmo medio de 24 hospitalizaciones diarias que prácticamente duplica lo que hubo en mayo y en junio, y que quintuplica lo contabilizado en marzo.

En la ya habitual traslación a los centros hospitalarios de la situación epidemiológica, los positivos que se han ido declarando durante este arranque de julio también arrojan la mayor proporción desde el fin de las restricciones, a un ritmo de 255 nuevos casos al día. Cifras en las que solo están las infecciones de pacientes vulnerables y de los mayores de 60 años, que es lo que conforma la estadística oficial desde que a finales de marzo se implantara la denominada 'nueva estrategia' de control de la covid-19 por parte del Ministerio de Sanidad y las comunidades.

Fueron las semanas en que se fue dando por finiquitada la fase más dura de la pandemia, con una progresiva supresión de límites y restricciones que tuvo su culmen el 20 de abril, cuando el Gobierno decretó el fin de la obligatoriedad de uso de la mascarilla en espacios en interiores, con la única salvedad de centros sanitarios, farmacias y transporte público.

Coincide también con la época en la que la administración de la tercera dosis de la vacuna empezó a estancarse en Valladolid. En esa última semana de marzo se saltó del 52 al 61 por ciento de alcance del refuerzo, pero a partir de ahí, este proceso se fue paralizando. Desde entonces, solo hay un goteo de pinchazos y esta tercera fase de la inmunización contra la covid parece empezar ya a toparse con la resistencia de más de un tercio de los vallisoletanos mayores de 18 años que, por uno u otro motivo, no han dado el paso de inocularse esa tercera dosis. El 31 de marzo se llegó al 61% con tres dosis, que no saltó al 62% hasta mes y medio más tarde (19 de mayo), llegando al 63% el día 23 de junio.

Goteo semanal, pero que cada vez es más lento. Así, los últimos datos difundidos por Sacyl dicen que la administración de esa dosis de refuerzo se habría estancado en el 63,65% en Valladolid, porcentaje ligeramente inferior al 64,26% del conjunto regional, pero diez puntos por encima del 53% del global del país, donde Castilla y León es una de la que mejores ratios reporta, superada únicamente por Asturias y Galicia, que ya están por encima del 70 por ciento.

Los mayores de 60 años, sí

Ese teórico rechazo que hace que el 36,35% de la población diana no se haya querido vacunar con esta última dosis (o penúltima, porque ya se ha anunciado que habrá una cuarta para los grupos de riesgo y los mayores de 60) coincide con los grupos etarios de menor edad y que son, por tanto, los que pasarían la infección con un menor riesgo. Así,  solo el 50% los veinteañeros se ha puesto la tercera dosis, por el 53% de los treintañeros y el 67% de los vallisoletanos de 40 a 49 años, que es donde empieza a subir la ratio de inoculados, saltando hasta el 79% de los de 50 a 59 años. 

Porque a partir de ahí, de esos 60 años de edad que convierten a los contagiados en pacientes de riesgo, sí hay una implicación muy elevada con la tercera dosis, hasta el punto de que el 91 por ciento de los sexagenarios tiene el refuerzo, por el 95% de los septuagenarios y el 96% de los octogenarios. Entre los mayores de 90 años, el grado de inmunización está en el 100%.

Los expertos en epidemiología y salud pública ya venían avisando de la dificultad que iba a conllevar conseguir que los menores de 40 años fueran a inocularse la tercera dosis, ya que tenían una menor percepción del riesgo, situación que se había acentuado a medida que avanzaba la pandemia y se iba comprobando la reducción de su virulencia y letalidad.

Además, las autoridades daban orden de suprimir el control de los positivos entre los menores de 60, por lo que la estadísticas oficiales de positivos empezaban a bajar, al igual que las de hospitalizaciones y fallecimientos; cifras muy livianas que contribuían a esta situación de desafección hacia la última fase de la campaña.

Y a ello se iba a unir la extrema intensidad con que se presentó la inesperada sexta ola a finales de 2021, acumulando en algo menos de dos meses el 41% de todas las infecciones de la pandemia, lo que, por extrapolación, dejaba sin posibilidad de ese tercer pinchazo a los más de 50.000 vallisoletanos que tuvieron un test positivo entre diciembre y enero, y que debían esperar entre cuatro semanas (el plazo mínimo) y cinco meses (lo recomendado) para ponerse la tercera.

En términos absolutos, Sacyl ya ha inoculado cerca de 1,2 millones de vacunas desde que arrancase la campaña en los últimos días de 2020, habiendo inyectado solo una dosis al 92% de la población diana, que, en su mayor parte, también habría recibido la segunda, pues el 90% cuenta con las dos pautadas.

Más de 185.000 contagios

La cifra total de positivos declarados ya están por encima de los 185.000 en Valladolid durante estos dos años y cuatro meses de pandemia, de los que más de 16.000 se han producido en estos más de tres meses sin restricciones que, entre el final de junio y el inicio de julio, han derivado en la irrupción de una tímida séptima ola.

Los contagios han crecido un 17% en estas últimas semanas, de los 217 casos diarios que dejaba de media abril, a los 255 que acumula julio. Peores son las cifras en las hospitalizaciones, ya que se había duplicado el ritmo de ingreso, de los diez pacientes covid diarios que arrojaba abril a los 24 de este julio; a una media de uno cada hora.

En igual sentido, la mortalidad ha experimentado un repunte del 56 por ciento en la irrupción diaria de fallecimientos covid en los tres centros hospitalarios.