Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sobre la dimisión de la fiscal general

20/07/2022

Los problemas personales, relacionados en un caso con un embarazo y en otro con una lesión de columna, acaban por el momento con la carrera política y profesional de dos mujeres que han tenido una singular relevancia en la vida política de los últimos años. Si en el caso de Adriana Lastra su estado de gestación ha sido interpretado, políticamente, como una renuncia cinco minutos antes de que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, operara un cambio en la dirección de su organización para preparar el siguiente ciclo electoral, en el caso de la fiscal general del Estado, Dolores Delgado su renuncia tiene menos aristas políticas por cuanto no puede ser cesada salvo por determinadas circunstancias que no han concurrido en su caso. Esa es la diferencia que marcan las dos dimisiones.

El cargo de fiscal general del Estado está siempre rodeado de la polémica por su propia condición, dado que es nombrado por el Gobierno para que ejecute su política criminal, y aunque cada vez tiene un mayor margen de independencia, le marca ese pecado original. En el caso de Dolores Delgado, que pasó de ministra de Justicia a la Fiscalía General, fue motivo de escándalo y de que se pusiera en cuestión su independencia. Sin embargo, han sido muchas las ocasiones, en las que la fiscalía ha informado en contra de los intereses del Gobierno como en el de los indultos del 'procés'. El intento del PP y de Vox de anular su nombramiento recurriendo al Tribunal Supremo acabó con su derrota y la confirmación de su idoneidad para el cargo. La rumorología indica que quizá Dolores Delgado pueda optar al cargo de Fiscal de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática, que se encargará de investigar los hechos producidos durante la Guerra Civil y la Dictadura, hasta la entrada en vigor de la Constitución, que creará la nueva ley.

La mayor parte de las polémicas generadas en torno a la Fiscalía General han estado relacionadas con su política de nombramientos en los que ha primado a los fiscales progresistas frente a los conservadores de la Asociación de Fiscales, y por el intento de que pasara a ser Fiscal de Sala una vez que abandonara la Fiscalía General que el propio gobierno acabó retirando. El caso de Dolores Delgado no debe hacer olvidar los nombramientos igualmente sectarios que ha realizado el Partido Popular cuando le ha tocado designar al fiscal general, y de ese modo se puede recordar la 'independencia' de los fiscales Juan Ortíz Úrculo, Jesús Cardenal o el fallecido José Manuel Maza, por no hablar de la famosa frase del exminisitro del Interior, Jorge Fernández Díaz con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña "Esto la Fiscalía te lo afina". También ha habido fiscales generales nombrados por el PP, como Eduardo Torres-Dulce, o Consuelo Madrigal que por no seguir las instrucciones del Ejecutivo al pie de la letra o dimitieron o no les fue renovada la confianza. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuando llegue a la Moncloa, tendrá la oportunidad de demostrar que no nombrará a un fiscal genral del Estado sectario, y que los fiscales que nombre el nueve jefe del ministerio público serán los mejores con independencia de su adscripción a una u otra asociación de fiscales. Tiempo habrá de comprobarlo.

La designación de Dolores Delgado fue uno de las excusas de primera hora del PP para no renovar el Consejo General del Poder Judicial como un síntoma de la politización de la Justicia. Su sustituto, el fiscal de Sala y actual 'número dos' de Delgado, Álvaro García Ortíz, no escapará de las mismas críticas.