«La tapa debería ser algo que se come en uno o dos bocados»

M.B
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La presidenta del XXIII Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid, Rocío Parra, reconoce que Valladolid ya es un punto de referencia de la cocina en miniatura

La presidenta del XXIII Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid, Rocío Parra.

Cocinera y empresaria, con una estrella Michelin y un Sol Repsol ya en su currículo, la madrileña, chef ejecutivo del restaurante salmantino En La Parra, presidirá el Concurso Provincial de Pinchos que arranca este martes en Valladolid.

¿Qué significa ser presidenta del jurado de un concurso que, aunque de carácter provincial, cada año tiene más relevancia?

La verdad es que no imaginaba la repercusión mediática que tiene. Tanto en medios de comunicación como en redes sociales, con muchas llamadas y enhorabuenas. Eso es que el concurso cada vez es más conocido. Es un honor que te llaman para participar como jurado y más como presidenta.

¿Conocía ya el concurso con anterioridad?

Aquí en Salamanca también tenemos un concurso de tapas, pero el de Valladolid tiene mucho más repercusión. Allí no he participado nunca, sí en el de Salamanca. Los hosteleros cada vez hacen cosas más interesantes, pinchos más elaborados y con una creatividad muy alta.

¿Qué se puede considerar un pincho o una tapa?

La tapa en sus inicios fue algo que se ponía encima de la copa para que no entrara ningún bicho. Por eso se llama así. Cuando te servían un vino o una consumición te daban un trozo o una rodaja de pan con algo para ponerlo encima.

Al final creo que cada vez se están haciendo tapas más elaboradas, más complicadas y más grandes, y yo creo que se va perdiendo un poco el concepto de lo que es la tapa, que tendría que ser algo que se come de uno o dos bocados para acompañar al vino o la cerveza, y para que te siente un poco mejor. 

¿Se valora más la estética y lo visual o el sabor y la elaboración?

Para mí, lo más importante y fundamental es que la tapa esté rica. Por mucho que visualmente se atractiva, si luego no te la puedes comer, no vale de nada. Pero dentro de que las tapas estén ricas, se valora un poco más el tema visual y la creatividad.

¿A los participantes se les dice algo de antemano o se les da algún consejo?

No sé si a nivel de la Asociación de Hostelería de Valladolid se les comenta algo, pero yo a nivel personal les diría que disfruten y que hagan lo que les guste, lo que les parece bien. Y que al final esto es un concurso y lo importante es hacer cosas ricas y aprender de lo que hacen los compañeros.

Usted es la presidenta de un jurado amplio, con Paco Becerro ‘Pakus’, los chefs Iván Villar y Jorge Ochoa, Carmen Umpiérrez y Fernando Estévez, ¿le tocará probar todos las creaciones? ¿Cuál es su labor?

Me libro un poco y no me toca comer todos los pinchos (se ríe). Aparte de que por mi trabajo no podría estar una semana entera en Valladolid. El jurado permanente sí probará todas las tapas a lo largo de la semana en los bares participantes. De ahí elegirán a los finalistas. El domingo ya acudiré a Valladolid, donde me reuniré con el jurado, que me contará cómo son los finalistas y cómo va el certamen. Y el lunes, en la Escuela Internacional de Hostelería, probaremos los elegidos en esa final y ahí decidiremos.

Aunque sea de Salamanca o tenga su negocio allí, ¿cree que Valladolid se está convirtiendo en una de las capitales nacionales de la tapa y el pincho?

Sí, sí. No puedo desprestigiar Salamanca pero Valladolid me parece que es ya un punto de referencia, sobre todo en el mundo de la tapa. Cada vez gusta más y es un reclamo para que gente vaya a Valladolid y para que los vallisoletanos salgan. Ala hostelería en general nos interesa fomentarlo para que la gente cada vez salga más.

¿Micrococina es un buen término?

Se suele decir así o cocina en miniatura. Al final el concepto de tapa es el exacto y la tapa también tiene su lugar propio y no hay que ponerle ningún micro. La tapa en sí ya tiene un nombre propio.