Antes de un año habrá de nuevo elecciones municipales y como avancé hace un mes, en el caso de que Óscar Puente vuelva a ser candidato perderá la Alcaldía.
En el último Pleno, celebrado el pasado 6 de julio, debatimos y votamos las Propuestas de Resolución derivadas del Debate sobre el Estado de la Ciudad. Desde el Grupo Municipal Popular planteamos cinco, el máximo que nos permite el Reglamento, con la intención de mejorar la vida en la ciudad y de los vecinos. Ninguna fue aceptada por el equipo de Gobierno, cuestión que no es novedosa; llevamos así desde el inicio de este mandato. Nuestras iniciativas pretendían aliviar la situación económica que sufren los vallisoletanos, y que a muchos les impide llegar a mediados de mes como consecuencia de la pésima gestión que está realizando en esta crisis el Gobierno de España. Pretendíamos que se elaborase una auténtica Ordenanza de Movilidad, dialogada con todos y buscando el mayor consenso posible, para solucionar el caos circulatorio que ha traído a Valladolid su Plan de Movilidad tumbado dos veces en los Juzgados. Buscábamos mejorar la limpieza, y nuestros parques y jardines, que sufren cada día un deterioro más llamativo. Queríamos que se crease una Mesa de la Convivencia, que analizase los distintos conflictos que pueden existir en los barrios, para buscar entre todos la respuesta más adecuada en cada uno.
Puente volvió a defender su no-soterramiento como la mejor alternativa para la integración de las vías del tren a su paso por la ciudad, enrocado en una posición absurda, que cada día pone más en entredicho que su intención sea velar por el mejor futuro de Valladolid. En este asunto cada día surgen nuevas mentiras. Mintió en todo lo relacionado con los fondos europeos para la recuperación y mintió cuando en la Audiencia Pública señaló que tenía un informe realizado por técnicos, que valoraba el coste del soterramiento en algo más de 850 millones de euros. Respecto a este proyecto, además del túnel de Andrómeda, hay una única verdad: que a Puente le falta voluntad política, coraje y ambición para conquistar el Valladolid del futuro. 
Hace unos días, cuando vi la dimisión forzada del primer ministro británico, Boris Johnson, fruto de un bucle de mentiras, me vino a la memoria nuestro alcalde. La mentira, en democracia, es un atajo que no se debe utilizar, y que el que lo hace, más pronto que tarde, siempre acaba perdiendo.