Guitarra acústica y voz para un folk estadounidense

M.B
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Peio Lekumberri, un navarro que nació como artista en Valladolid, ha publicado este año su primer EP, 'Prehistórica', y ya prepara cambios en su proyecto

Peio Lekumberri. - Foto: Eneko Lekumberri

Navarro de Sada pero con aire vallisoletano. Con el mismo nombre artístico que figura en su DNI. Y con ganas de seguir evolucionando. Como empezó a hacerlo en 2014 cuando desembarcó en tierras castellanas desde su lugar de nacimiento para estudiar Arte Dramático. Peio Lekumberri no rehuye de sus orígenes. De hecho volvió a ellos en 2019. Aunque su carrera musical comenzó aquí, en una Valladolid que le despertó y que hizo que su hasta entonces hobby o pasatiempo empezase a ser algo más: «La música ahora mismo es un complemento o sustento emocional».

«Es complicado definirse. Cada una de las canciones es de un palo. Está claro que subo al escenario con guitarra acústica, canto en solitario, y me apoyo en un bajo y cuatro arreglos de percusión. Me gusta decir que hago algo como folk estadounidense... con tintes bailables, aunque hay otros ambientales, casi paisajes sonoros. Lo que no me suelo definir es como cantautor», asegura Peio cuando se le pregunta su estilo sobre los escenarios. A eso añade que en su día hizo country o rock y ahora también anda con bossa nova: «Esto es una constante evolución».

A punto de cumplir 26 años, el pasado enero vio la luz su primer EP, 'Prehistórica', que comenzó a fraguarse en Cascabel Estudios, estudio de grabación de Valladolid que se dedica a la producción musical: «Conocí a Nuria y Gustavo en 2019. Y al año siguiente me presenté a sus becas, obteniendo una para grabar un tema». De ahí salió el primero de los cuatro que forman su EP, 'Pterodáctilo'. Tras esa canción, él mismo decidió costearse parte del disco. Cuatro temas en un EP que es mucho más que el propio formato: «Quise darle un acabado visual importante y contacté con el ilustrador Gaspar Francés, que había colaborado ya con otro grupo, Curioso Periplo. Estuvimos confinados 15 días hace un par de años y acabó haciendo la parte visual del disco, las láminas, el desplegable...». La portada del disco presenta a una especie voladora de tiempos remotos, que suelta un niño: «La portada y el disco es una alegoría de la pérdida de la infancia, el primer paso a la madurez. Es un ente conceptual». 

Su historia, la del músico, arrancó, como la de otros muchos, escuchando a Bob Dylan o Eric Clapton gracias a cintas y CDs de su padre; continuó poco después, subiéndose a las tablas con un par de bandas roqueras en Navarra (él con la guitarra eléctrica), emulando a AC/DC, Dire Straits o Led Zeppelin. «Llegué a Valladolid y conocí el Open Mic y empecé a motivarme por componer», recuerda, añadiendo que aquí vio «más barbas y guitarras acústicas. Hasta que una amiga, M'arte me animó a cantar».

Así nació Peio Lekumberri. Como curiosidad se planteó otro nombre, pero en Valladolid gustaba el suyo propio y se quedó con él.

«Ahora mismo quiero darle una vuelta al proyecto. Hasta ahora he ido solo y me apetece cambiar, tener o banda o representante... buscar compañía y dejar de andar solo», señala. Y para ello ya tiene temas trabajados para un disco: «Desde que compuse hasta que salió el EP pasó mucho tiempo y hay muchas cosas ya andadas». 

Mientras, la música sigue siendo ese complemento emocional, ya que él se dedica al teatro, con un par de proyectos a título personal, y trabaja como librero. «A Valladolid suelo ir cada cierto tiempo. Allí he tocado en el Patio Herreriano, en el teatro Zorrilla, en bares... en escenarios como la Fiesta de la Música (en Fuente Dorada y en Portugalete), en el Espacio Joven Sur...».