Un referente del marisco en La Rondilla

M.B.
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José Fuentes nos abre las puertas de la Marisquería Amador II, un local con más de 36 años de historia y muchas zamburiñas, cigalas, nécoras, bueyes de mar, gambas...

José Fuentes, en la Marisquería Amador II. - Foto: Jonathan Tajes

Pulpo, salpicón de marisco, rabas, cazón, navajas, zamburiñas, cigalitas, nécoras, buey de mar, gambas, sepia... En Amador II uno sabe a lo que va. José Fuentes abrió esta marisquería en el barrio de La Rondilla hace más de 36 años –«en junio de 1986», concreta el mismo–. Y allí sigue dando producto de mar, a la plancha o cocido: «De las dos maneras está exquisito». Ahora con alguna opción de carnes, y por supuesto pescados, pero con el marisco como santo y seña.

«Veníamos de la marisquería El Puerto, en la calle Claudio Moyano, toda una institución en este mundo», recuerda José desde la barra. Él, camarero en sus primeros años en la hostelería, entró a trabajar en 1979 en El Puerto, un negocio que llevaba abierto desde los años 50; y en 1981 ya se puso al frente del mismo: «Allí había más cocina, era restaurante puro y duro». Y allí aprendió el secreto de un buen marisco, de su preparación y presentación. 

Hasta 1986 permaneció en aquel local, hasta que se declaró el edificio en ruinas y se vio obligado a buscar una nueva ubicación. La encontró en la calle Soto, 57, donde unos meses antes había abierto el Amador II, continuidad del Amador I, que estaba en la misma calle pero unos números antes: «Cerramos en Claudio Moyano y nos vinimos para aquí. Ni cambiamos el nombre, mantuvimos el que ya tenían».

Y en La Rondilla comenzaron con el marisco, traído en sus inicios directamente desde Asturias hasta la puerta del local, en una etapa en la que no daba abasto por el volumen de clientes: «Llegábamos a comprar tres mil y cuatro kilos de gambas». 

Desde entonces, con pocos cambios (salvo que ahora el producto llega de Galicia y otros lugares), han hecho disfrutar a los paladares de vallisoletanos y foráneos: «Siempre viene gente de fuera, aprovechando los eventos deportivos o su presencia en la ciudad por turismo o trabajo».

Los primeros años fueron más de gambas cocidas, nécoras, almejas, berberechos... incluso navajas. Los últimos, de zamburiñas: «Va por modas y momentos». Aunque siempre con un elemento diferenciador, las tablas de marisco. Cuenta con cinco diferentes, con precios que van desde los 45 a los 50 euros para dos personas, con botella de vino y postre incluidos. «La estrella últimamente es la que lleva salpicón de marisco de aperitivo; más un buey de mar, dos nécoras, seis zamburiñas, seis gambones y cuatro cigalas, todo a la plancha», concreta José, mientras se afana en rematar una de ellas en la cocina. Él se encarga de preparar ese marisco.

Además, ahora cuenta con alguna otra oferta en su carta, para aquellos que quieren acompañar el producto estrella con carnes (chuletón, chuletillas o solomillo) o pescados (dorada, lubina o bacalao); además de las raciones en barra, uno de los clásicos del barrio.

Abierto de martes a domingo (menos este último día por la tarde), cuenta con un comedor para unas 30 personas, separado de la barra con un biombo, y en verano con una socorrida terraza. 

Y su decoración, como no podía ser de otra manera, invita a evadirse a zonas de mar, con una gran foto del puerto de Castro Urdiales (Cantabria) a lo largo de toda la barra y varias más de barcos de pesca. Sabor a mar y marisco en La Rondilla.