El sello vallisoletano en la cumbre de la OTAN

D.V.
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El colosal lienzo 'Un mundo' de la pintora vallisoletana Ángeles Santos preside la sala principal del reciento ferial de Ifema, donde se celebra la cumbre de la OTAN

El sello vallisoletano en la cumbre de la OTAN

Si hubo una obra que causó sensación en el madrileño Salón de Otoño de 1929, esta fue sin duda 'Un mundo', de la joven y desconocida pintora Ángeles Santos. Un monumental lienzo de 3 x 3 metros, realizado en Valladolid, por una artista que desconocía de primera mano lo que se estaba realizando en Europa en esos momentos. Esta obra fascinó a la intelectualidad del momento, y casi un siglo después ha vuelto a impactar a los mandatarios de casi 60 países que se reúnen en Madrid en la cumbre de la OTAN. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, han visitado las instalaciones de la Cumbre de la OTAN en el recinto ferial de Ifema, y se han detenido durantes unos segundos para contemplar la obra de la vallisoletana.

'Un mundo'

Ángeles Santos Torroella nació el 7 de noviembre de 1911 en Portbou, en la frontera con Francia, pero llegó con su familia a Valladolid en octubre de 1927. Aquí su padre contrató a Cellino Perotti, un pintor y restaurador italiano afincado a orillas del Pisuerga, para que todos los días, de ocho a nueve de la mañana, le impartiera clases de pintura a la joven en el hogar familiar antes de que esta marchara al colegio. "Me encantaba pintar, lo hacía muy rápido, deprisa, deprisa… El profesor quedaba siempre extrañado con mi rapidez", contaba la propia Ángeles Santos a Rius, según se refleja en un reportaje de la agencia Ical sobre su figura.

Tras el éxito de su participación en la muestra colectiva, la artista comienza a pintar de forma enfebrecida, y entre septiembre de 1928 y abril de 1929 da forma a alrededor de cuarenta cuadros, la mitad de los cuales se mostraron en su primera exposición individual, inaugurada el 11 de abril en el Ateneo de Valladolid, ubicado en la actual calle Menéndez Pelayo. Entre otras pinturas, allí se pudo ver por primera vez su impactante 'Autorretrato', donde mira fijamente al espectador, que gracias a un depósito de la familia actualmente puede admirarse en la Sala 203.02 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 'Mujeres en vanguardia'.

La otra obra, llamada a cambiar su vida, era 'Un mundo', un colosal lienzo de nueve metros cuadrados que su padre encargó a la Casa Macarrón en Madrid después de que ella le dijera: "Quiero pintar el mundo. Todo lo que yo he visto". "Cuando lo recibimos lo clavamos con chinchetas en la pared de mi habitación. Era una tela muy grande y cuadrada. Al principio no sabía cómo llenarla, pero iba a pintar algo en ella. Luego ya inventé. En lugar de representar la tierra redonda la hice cuadrada, en planos, porque yo había leído sobre el cubismo y así me resultaba más fácil ir colocando las cosas", rememoraba la pintora en 1999.

El detonante temático del lienzo se encuentra en los primeros versos de 'Alba', el primer poema de la 'Segunda antolojía poética' de Juan Ramón Jiménez, uno de los libros de cabecera esos años de Ángeles Santos. "Yo no me inspiraba en nadie. La pintura salía así de mí. Las pinturas de mi primera época no sé si son tan innovadoras; son realistas, ¿no? Así hice 'Un mundo', sin ningún modelo, porque todo lo tenía en la cabeza. Solo me serví de alguna idea de la poesía y de las noticias del planeta Marte. Me inventé unos seres allí, quizá existan algunos parecidos, nunca se sabe", confesaba.

El colosal lienzo, que corona la Sala 205.06 del Reina Sofía (bautizada como 'Realismo y superrrealismo en el arte nuevo') refleja una serie de ángeles que en lugar de apagar las estrellas (como en el poema) corren a encenderlas antes de regresar alados al cielo, mientras en un rincón seres extraterrestres se regocijan en la música, y la vida cotidiana sigue su curso en un planeta cúbico del que vemos tres lados. Arriba, en la parte superior, aparece Valladolid, con su río Pisuerga partiendo la ciudad y casas sin paredes donde se puede ver cuanto sucede en el interior de los hogares (en una de esas estancias se reproduce en miniatura la escena que luego captaría la artista en 'Tertulia'). A la derecha, en la vertiente más luminosa del planeta imaginado, aparece Portbou, el 'hogar' idealizado de Ángeles, escenario de juegos de verano ajeno a cualquier preocupación; y en la parte central, dominado por la oscuridad, representa un escenario sombrío marcado por la muerte, del que solo se puede escapar en un solitario tren que transita hacia Portbou, ocupado por un único pasajero que asoma su rostro por la ventanilla del penúltimo vagón. "Yo siempre he pensado que esa figura solitaria que viaja en el tren es mi madre, que viaja rumbo a Portbou", señalaba su hija a la agencia Ical en un reportaje..